ECOS NAVIDEÑOS Y NUEVA ENCÍCLICA
PAPAL
El miércoles 25 de diciembre el
mundo cristiano celebró la navidad, de manera particular, el mundo católico.
Esta festividad tuvo lugar en un escenario en el que el máximo representante de
la Iglesia Católica, el Papa Francisco, viene siendo calificado de “marxista”
por los sectores más reaccionarios y ultraconservadores de Estados Unidos y en
menor grado, las críticas son similares en toda Europa – incluida España – por
parte de “los amigos de la hoguera y el ultraliberalismo”.
¿Por qué ocurre esa reacción
contra el Papa Francisco por los sectores más reaccionarios del mundo?
La respuesta la encontramos en la
publicación de su reciente Encíclica que lleva por nombre “La Alegría del
Evangelio”, en la que propone reformas en el papado y en la iglesia y lanza
duras críticas al sistema capitalista, al que califica como “una economía
que mata”. En su encíclica, el Papa Francisco deja claro que la iglesia
actual no le gusta, pero tampoco, el mundo que la rodea; una iglesia salpicada
de envidias, celos y guerras, preocupada en exceso por sí mismo, y un mundo
donde triunfa “una economía que mata” a través de la exclusión y la inequidad,
dice el Papa. Por lo que hace un llamamiento urgente y sin descanso a los
políticos para que luchen contra la “tiranía” del actual sistema económico. “No
compartir con los pobres los propios bienes es robarles y quitarles la vida. No
son nuestros los bienes que tenemos, sino suyos”, dice el Papa.
El representante de la iglesia
Católica – en su encíclica “La Alegría del Evangelio”, habla de una tiranía
invisible y rechaza a la economía de la exclusión. Escuchemos lo que dice el
Papa Francisco: “La necesidad de resolver las causas estructurales de la
pobreza no puede esperar, no solo por una exigencia pragmática de obtener
resultados y de ordenar la sociedad, sino para salvarla de una enfermedad que
la vuelve frágil y que solo podrá llevarla a nuevas crisis. Los planes
asistenciales, que atienden ciertas urgencias, solo deberán pensarse como
respuestas pasajeras. Mientras no se resuelvan radicalmente los problemas de
los pobres, renunciando a la autonomía absoluta de los mercados y de la
especulación financiera y atacando las causas estructurales de la inequidad, no
se resolverán los problemas del mundo y en definitiva, ningún problema. La
inequidad es la raíz de los problemas actuales”. “Mientras las ganancias de
unos pocos crecen exponencialmente, la de la mayoría se quedan cada vez más
lejos del bienestar de esa minoría feliz. Ese desequilibrio proviene de
ideologías que defienden la autonomía absoluta de los mercados y la
especulación financiera”.
Así de duro es el Papa Francisco
contra el sistema capitalista hoy en su modalidad neoliberal, al que califica
como una “economía que mata”.
Por eso es que el Papa ha
sido criticado y catalogado como “marxista” por los sectores
ultraconservadores, derechistas y reaccionarios de Estados Unidos y de Europa,
defensores del neoliberalismo, que tiene una ideología cuasifascista.
Esto no es novedad. Así actúan los
sectores reaccionarios. Hago recordar las expresiones del recordado obispo
brasileño Helder Cámara quien dijo: “Cuando doy alimento a los pobres
me llaman santo; pero cuando pregunto por qué hay gente pobre me llaman
comunista”.
De otra parte, el intelectual
estadounidense Noam Chomsky nos hace recordar que “EE.UU. lanzó una
guerra amarga, brutal y violenta contra la iglesia en América Latina”. Se
refiere por supuesto a la corriente de la iglesia católica conocida como la
Teología de la Liberación, cuyos seguidores fueron martirizados
sistemáticamente durante más de 20 años por fuerzas respaldadas por Washington
para evitar que en los países latinoamericanos se instalaran en el poder
gobiernos progresistas, de izquierda, socialistas, que buscaran beneficiar a
sus propios pueblos en lugar de satisfacer los intereses estadounidenses.
Chomsky precisa que sucesivos
gobiernos de Estados Unidos apoyaron el “derrocamiento de los gobiernos y la
instauración de las dictaduras”, como parte de una guerra que terminó en 1989
con el asesinato de seis jesuitas y dos mujeres en la Universidad
Centroamericana por parte de las tropas salvadoreñas. El intelectual
estadounidense asegura que esas tropas habían recibido entrenamiento en la
Escuela de las Américas, fundada en Panamá para preparar a las naciones
latinoamericanas para cooperar con Estados Unidos y actuaban bajo las órdenes
oficiales del Comando salvadoreño, relacionado con la embajada estadounidense.
De acuerdo a las declaraciones de
Chomsky, el propio Gobierno estadounidense acepta que la Escuela de las
Américas entrenó a los oficiales asesinos latinoamericanos y que el Ejército de
EE.UU. colaboró significativamente para derrotar a la teología de la
liberación. Esta es pues la esencia y la catadura de esos sectores
reaccionarios que hoy arremeten contra el Papa Francisco.
¿El Papa es marxista? ¡NO!. No lo
es. El mismo se
ha encargado de precisarlo y desmentirlo. Por cierto que hay que valorar el
giro de la iglesia católica en su crítica al capitalismo y la economía de
mercado libre. Por supuesto que habrá que esperar para ver el resultado y el
efecto que producirá en la jerarquía de la iglesia católica, como es el caso
del arzobispo de Lima, Juan Luis Cipriani, militante del Opus Dei.
Mientras tanto, la OIT
(Organización Internacional del Trabajo) ha denunciado recientemente que en el
mundo hay 2,000 millones de personas que no tienen empleo decente, carecen de
derechos y de protección social (de un total de 3,000 millones de trabajadores en
la tierra).
De otra parte, el banco Goldman
Sachs gana más de 2,600 millones de dólares, que luego se dividen solo entre
1614 accionistas. El 90% de la riqueza total del planeta permanece en manos de
apenas el 1% de la población.
Este es pues el mundo capitalista
neoliberal, al que critica severamente el Papa Francisco, porque predomina una
“economía que mata”.
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