JUGUEMOS AL
DIALOGO, MIENTRAS EL NEOLIBERALISMO ESTÁ
AGOSTO
23, 2013
Por:
Manuel Guerra
El diálogo propiciado por el premier Jiménez, claramente representa una
maniobra del gobierno para contrarrestar su bajón en las encuestas y su
creciente aislamiento político, en un contexto en el que arrecian las protestas
populares y la economía ha ingresado a una fase de decrecimiento.La gran
burguesía neoliberal, interesada en profundizar y consolidar el modelo,
aprovecha esta oportunidad para presionar a efectos que se “recupere la
confianza” de los capitales extranjeros, otorgándoles mayores beneficios y
facilidades a las inversiones en actividades extractivas, particularmente la
minería.
Pasa esto
por avanzar en las reformas neoliberales del Estado, otorgar mayores beneficios
tributarios a las transnacionales, afianzar el centralismo recortando atribuciones
a los gobiernos regionales, permitir el saqueo, la destrucción medioambiental,
atentar contra el patrimonio arqueológico y mantener a raya las protestas
populares afirmando el camino autoritario. A ello también abona su exigencia
que el gobierno depure a ministros y funcionarios que no se alinean plenamente
con su forma de ver las cosas.
No está
diseñado el citado diálogo a recuperar la confianza de la población –frustrada
por el incumplimiento de promesas de Ollanta Humala– haciendo determinadas concesiones
a las demandas populares, ni menos propiciar cambios de fondo que afecten al
modelo; se trata para el gobierno de recuperar credibilidad en los sectores
neoliberales, evitar el aislamiento, demostrarles que está dispuesto a un mayor
sometimiento, y que su conversión al neoliberalismo es irreversible. Claro que
la manipulación mediática pretenderá convencer que se trata del interés
nacional y de los peruanos, tal como pasó con el Acuerdo Nacional, donde las
políticas que colisionan con el modelo han quedado en letra muerta.
El
alanismo y el fujimorismo también ven en este llamado al “diálogo” una
oportunidad para condicionar al gobierno garantías de impunidad frente a sus
fechorías, recuperar protagonismo político, un mejor posicionamiento ante el escenario
electoral que se avecina.
¿Y qué
hará la izquierda ante estos cantos de sirena? A mi juicio sería un error
dejarse embaucar en esta maniobra donde no va a sacar nada que no sea una
fotografía o un titular periodístico. Lo mejor que puede hacer es seguir
desenmascarando al gobierno y la perversidad del modelo, consolidar su unidad,
fortalecer al movimiento social, prepararse mejor para resistir la ofensiva,
poner el centro de gravedad de su actuación en la acción directa de masas
levantando las banderas de democracia, soberanía, honestidad, justicia social,
seguridad ciudadana, descentralización.
No es que
esté en contra de dialogar, pero no hay que confundir diálogo con maniobra. Por
otro lado, no hay que perder de vista que solo con el pueblo movilizado es
posible detener la ofensiva neoliberal y abrir un nuevo rumbo al país.
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