NI PEKÍN NI MOSCÚ: UN SOLO COMUNISMO PARA EL PERÚ
AGOSTO 06, 2013
A medio siglo de la ruptura chino
soviética
Por: Ernesto Toledo Brückmann
Cincuenta
años han pasado y aún no aprendimos la lección; por un lado, las nuevas
generaciones de comunistas peruanos ven con asombro el otrora abanico de
organizaciones que decían ser los herederos del Amauta, los fieles seguidores
de la “línea justa y correcta” y los enemigos del “reformismo” y el
“revisionismo”; por otro lado, la curiosidad de la juventud intelectual le
causa mareos por tantas siglas del pasado. Y aunque el caso peruano
resulta particular en la región, lo mismo ocurrió, en distinta medida, en el
mundo. El origen de tal fraccionamiento no lo encontramos únicamente en los
problemas internos de cada país sino en la polémica de dos gigantes: La Unión
Soviética y China agudizaron las contradicciones en el comunismo internacional
y a inicios de los 60’ del siglo pasado le generaron al sistema capitalista una
de sus mayores complacencias.
En repetidas ocasiones el PCCH protestó por los
métodos autoritarios que empleaba el PCUS para resolver diferencias en el campo
comunista, como en 1956 con la crisis húngara. Aunque en 1957 y 1958 Mao Tse
Tung visitó Moscú y luego Nikita Jruschov fue a China, respectivamente, los
tratados de amistad y cooperación escondían la acumulación de problemas y
dificultades en la relación.
China rechazaba las duras críticas que Jruschov
hacía del desaparecido Stalin y se sentía fastidiada por el hecho que la URSS
cobrase por el material de guerra que le había proporcionado durante la guerra
de Corea. Le parecía que la URSS no actuaba pensando en el comunismo mundial,
que se negaba a entregarle armas nucleares y que actuaba aplicando acuerdos
subterráneos con EEUU para evitar la proliferación atómica. Estas tensiones se
agravaban al punto de generar esporádicos conflictos limítrofes. Por su parte a
la URSS le parecía aventurero e irresponsable que China pretendiera bombardear
Taiwán pues ello hubiese desatado la reacción norteamericana.
En el plano ideológico, los comunistas chinos
interpretaban la conducta soviética como una desviación del marxismo leninismo.
Deng Xiaoping sostenía que los soviéticos atravesaban un período de excesivo
nacionalismo, que les impedía pensar los problemas del mundo desde una óptica
de clase y revolucionaria. A ello se juntaron las reformas económicas
soviéticas “Reformas Liberman”, opuestas al excesivo subsidio estatal y
partícipe del incremento de la producción industrial mediante el incentivo
económico a los trabajadores.
Primeros acercamientos peruanos
El comunismo peruano no era ajeno a ello; los
primeros acercamientos al PCCH tienen sus raíces en 1959, cuando China organizó
un seminario de cinco meses para comunistas latinoamericanos en Pekín, con el
fin de cohesionar adherentes a sus políticas en los debates dentro del
movimiento comunista internacional.
Dirigentes como Saturnino Paredes, Manuel Soria y
José Sotomayor asistieron; asimismo el pintor arequipeño Carlos De la Riva,
quien publicó en 1961 un libro titulado Donde nace la aurora, basada en sus
observaciones en China; ahí utiliza la experiencia china como modelo para
atacar la idea de la vía pacífica al socialismo, y revela las discrepancias
dentro del PCP acerca de estos asuntos.
En 1960 la URSS retiró a sus técnicos y asesores
que trabajaban en China en cooperación internacional. China acusó a los
asesores de espías. Jruschov calificó a Mao de irresponsable al
supuestamente no querer entender que el planeta estaba dividido en dos campos,
cada uno de los cuales estaba armado con un arsenal nuclear capaz de
destruir el mundo. Por ello, era necesario encontrar alguna forma de colaboración
con Occidente que evite una conflagración mortal.
Ruptura de relaciones
El último esfuerzo realizado para unificar el
Movimiento Comunista Internacional fue en 1960 con la Conferencia de los
81 Partidos Comunistas y Obreros, realizada en Moscú, pero a finales de 1961 el
22 Congreso del PCUS lanzó toda una ofensiva abierta contra los
Partidos Comunistas de China y Albania, haciendo un llamado para el
derrocamiento de sus dirigentes. La delegación del PCCH conducida por Zhou
Enlai se retiró ostensiblemente del recinto.
Al año siguiente, China argumentó que la actuación
de Jruschov en la crisis de los misiles en Cuba evidenciaba que la
irresponsabilidad aventurera iba por cuenta de la dirección soviética. De
acuerdo a Mao, ese caso mostraba cómo -para los soviéticos- lo importante era
el interés nacional de la URSS, muy por encima de su supuesta responsabilidad
con la paz mundial. En todo caso, Jruschov había cedido ante Kennedy y la
prensa china se burló sin piedad de su incapacidad política, que lo había
llevado a arrodillarse frente al imperialismo norteamericano.
A partir de ese año empezaron a dividirse los
partidos comunistas del mundo entero; los partidarios de Moscú expulsaban a los
simpatizantes de Pekín o viceversa. La ruptura estaba consumada en 1963 y para
1964 Jruschov fue defenestrado por la nueva cúpula soviética. Con la división
del Movimiento Comunista Internacional se concretó el factor de mayor debilidad
del comunismo en el curso de la Guerra Fría.
“Chinófilos” y “sovietófilos”
Mientras tanto en el Perú, durante el 18 Pleno del
Comité Central del PCP (octubre de 1963) y luego de 5 días de debates
ideológicos y administrativos, quedaron deslindados los campos: los llamados
despectivamente “chinófilos” y “sovietófilos”.
El grupo de Jorge Del Prado fue asesorado por el
chileno Volonia Teitelboim e hizo la defensa de la tesis del 22 Congreso del
PCUS: la “coexistencia pacífica” como capitulación ante el imperialismo
norteamericano, la vía pacífica o parlamentaria de conquista del
poder por el partido de la clase obrera. Asimismo condenó duramente lo que
llamaba la desviación “pequinesa“. Por su parte, Saturnino Paredes
calificaba al grupo de Del Prado como “revisionismo jruschovista”.
En noviembre de 1963 varios dirigentes peruanos
viajaron a China para definir allá si se concretaba o no la ruptura
del PCP. La versión de Sotomayor es que el PCCH recomendó formar un nuevo
partido, o, más bien, convocar una reunión de los comunistas peruanos
pro-Chinos para expulsar a los pro-soviéticos. Asimismo dice que Mao Tse Tung
opinó que “se puede comenzar una guerra popular; no es difícil. ¿Quieren
ustedes hacer la guerra? Es cuestión de decidirse.”
1964: Cuarta Conferencia Nacional
En enero de 1964 se llevó a cabo la “4ta
Conferencia Nacional” del PCP, convocada por el sector “pro-chino” del Comité
Central del PCP. En todos los documentos que aprobó están nítidamente esbozados
los principales puntos de vista sostenidos por el PCCh en oposición al
Movimiento Comunista Internacional que planteaba “coexistencia pacífica” Nace
el PCP-Bandera Roja y Saturnino Paredes es su secretario general. El PC- Unidad
siguió al mando de Del Prado. La mayor parte de las bases campesinas y
juveniles comunistas se integran a Bandera Roja, mientras que los sectores
obreros mayoritariamente optan por el PC Unidad.
El PCP- Bandera Roja asumió las siguientes
cuestiones:
a) El Perú no es un país dependiente sino
semicolonial;
b) La fuerza motriz principal de la revolución
peruana es el campesinado;
c) La revolución peruana va del campo a. la ciudad,
siguiendo un curso duro y prolongado;
d) La violencia revolucionaria en forma de guerra
popular es la forma principal de lucha;
e) El Ejército Revolucionario es la forma principal
de organización del movimiento revolucionario;
f) La constitución de Bases de Apoyo
Revolucionarias y la construcción de las Fuerzas Armadas Revolucionarias son la
tarea principal de los revolucionarios.
Consecuencias
“Se produjo una rápida polarización (…)
Particularmente cuando yo recién ingreso al partido es cuando estaba en el
colegio; ahí los camaradas buscaban mantenernos alejados de ese conflicto, en
un ánimo de unidad extrema y en una esperanza que los problemas se resolvieran
antes de llegar a una ruptura; lamentablemente eso no se dio y las aguas
siguieron su curso definitivamente” recuerda un camarada que no quiso ser
identificado.
Hasta antes de esta ruptura, el bloque comunista
agrupaba a una tercera parte de la humanidad y disponía de un aparato político
internacional unificado que actuaba en todos los países capitalistas. Pero,
después de esta crisis, el bloque se había dividido irremediablemente en dos
mitades que se acusaban mutuamente de traición. A partir de entonces, EEUU
aprovecharía esta división con astucia. Buscando oponer uno al otro, el
liderazgo norteamericano aprovecharía esta crisis para cimentar su hegemonía y
acabar venciendo fácilmente en la Guerra Fría. En este sentido, la incapacidad
de comunismo para hallar una salida consensual a la muerte de Stalin precipitó
su división y fue la causa última de su caída en la URSS y Europa del este.
Haciendo un paralelo, Mao Tse Tung describió el
carácter colonial, semicolonial y semifeudal de la sociedad china, por lo que
su Revolución estaba dirigida contra la dominación del imperialismo extranjero
y el feudalismo interior. Asimismo, establece el problema de identificar
a las Fuerzas Motrices o diversas clases y capas de la sociedad china, capaces
de unir fuerzas para luchar contra el imperialismo y el feudalismo. Pero
un grave error en el Perú fue no pensar con cabeza propia, repitiendo los
postulados y tratando de forzar la realidad a definiciones de sociedades
extranjeras, confundiendo la correlación de fuerzas y fuerzas motrices;
no había creación sino congelamiento de pensamiento. De otro lado, la migración
del campo a la ciudad ya se había producido en el Perú desde los años 50’ del
siglo XX, modificando notoriamente el tema de la feudalidad y semifeudalidad en
el Perú.
Como fuera, ya no es tiempo de satélites,
“socialimperialismos”, ni “sección peruana” de nadie; nuestras particularidades
y los problemas propios del siglo XXI nos hacen poner los pies sobre la tierra,
recurrir al marxismo como método para comprender y transformar la sociedad, e
identificarnos como comunistas que seguimos los dictados de un solo dirigente:
el Perú.
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