martes, 20 de septiembre de 2016

Miguel Santillana: No sean flojos
Marco Arana puede ser aburrido pero no un ton­to. Es congresis­ta, por lo que se le restringe el movimiento dentro y fuera del país, cosa que sí podría hacer la Mendoza.

Por:Miguel Santillana
Recuerdo un pasaje de la Biblia que dice: “Hay quienes quieren cosechar lo que nunca sem­braron”. La versión criolla de estas palabras bí­blicas serían: “el vivo vive del tonto y el tonto de su trabajo”. Esto trasciende clases, credos, razas, géne­ro, etc. Su última versión en la vida diaria de los perua­nos es la extorción. Esto empezó hace una década en el distrito El Porvenir en la ciudad de Trujillo, y se ha exten­dido a nivel nacional porque nunca lo enfrentamos. Hoy tenemos autoridades, constructores, emprendedores con pequeños negocios, etc., bajo amenaza y si no cum­plen, sus familias o ellos mismos son atacados.
Sin embargo, quiero utilizar estas palabras bíblicas para explicar lo que sucede en el partido-frente Tierra y Libertad (TyL) convertido en Frente Amplio (FA) para el último proceso electoral. Marco Arana puede tener la simpatía de una tachuela, pero hay que reconocer­le que se tomó el esfuerzo por varios años de conse­guir su inscripción como partido político ante el Jura­do Nacional de Elecciones (JNE). Es el único partido de izquierda que tiene franquicia propia para parti­cipar en procesos electorales (nacionales, regionales, municipales). No creo que su postura “eco-socialista” haya sido el motivo para que Carlos Monge, Pedro Franke, José De Echave, Marisa Glave, entre otros, abandonen el Partido Socialista del nuevo santo se­cular del panteón de la izquierda, Javier Diez Canse­co. Lo dejaron sólo en su momento y se treparon a una propuesta que les permitiría llegar a puestos ex­pectantes dentro del proceso democrático que an­tes repudiaban a rabiar. Pero todos pueden cambiar.
En las últimas elecciones, el FA tuvo una votación como nunca la había tenido desde los 1980. Muchos la atribuyen a una candidata como Verónika Mendo­za (seleccionada en un proceso interno) el haber po­dido llegar a esta posición. Para los de TyL se debe al esforzado trabajo de los militantes a nivel nacio­nal. Sin embargo, hay quienes ya dicen que Verónika Mendoza es la “candidata natural” (ya no se necesita­rían elecciones internas) para el 2021 y que se debe abrir el padrón de TyL para que se adhieran más par­tidos o colectivos y llegar a la utópica unidad de la iz­quierda, cual Izquierda Unida de los 1980.
Marco Arana puede ser aburrido pero no un ton­to (esperamos que mejore su salud). Es congresis­ta, por lo que se le restringe el movimiento dentro y fuera del país, cosa que sí podría hacer la Mendoza, y encima con un sueldo pagado por la bancada de TyL. Eso le sacaría ventaja a su candidatura. Por otro lado, se le quiere chantajear con ser un impedimen­to para la unidad de la izquierda. Que no se deje.

Lo más honesto de los otros grupos de izquierda: no sean flojos, consigan sus firmas y no parasiten el partido del exsacerdote.

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