“Los conflictos internos
del Frente Amplio recuerdan a los de Izquierda Unida"
Hace décadas que la izquierda peruana no conseguía meter a tantos de los
suyos en el Congreso, nada menos que 20 parlamentarios y, sin embargo, la de
hoy padece los mismos problemas que la alejaron del poder en décadas pasadas.
¿En qué se parece la nueva izquierda del Frente Amplio a la vieja Izquierda
Unida? ¿Qué heredaron de su cultura política, de sus liderazgos, de sus bases,
de lo moderado o lo radical? ¿Tiene esta izquierda más vocación de poder que su
predecesora? ¿Ha roto con el pasado en lo importante o tiene un sesgo
continuista? ¿Sus integrantes han logrado alinearse en unos objetivos comunes o
siguen dividiéndose? En los últimos días algunas de estas preguntas se han
contestado solas pero aprovechamos el paso por Lima de la historiadora Tamara Feinstein
–doctora por la universidad de Wisconsin, profesora de la Universidad de St.
Lawrence, y autora de la investigación doctoral (y pronto libro) Izquierda
Unida frente la Violencia de Sendero Luminoso y el Estado Peruano, que presentó
hace poco en el IEP– para que nos cuente de dónde viene el Frente de Mendoza,
Arana y Glave y adónde va.
Hablemos de la vieja Izquierda Unida (IU) aunque parezca que hablamos
del presente. ¿No fue la falsa unidad, la manera en que se neutralizaban los
pequeños partidos que la integraban entre sí, cada una con su mandato previo,
factores que llevaron al desenlace final?
Para mí la unidad no fue falsa, sino precaria. Hubo un gran esfuerzo
verdadero de unificar. Es importante no olvidarlo. No era algo puramente
instrumental. Pero el asunto importante aquí es que IU era un frente político y
no un partido, que llevaba algunos problemas inherentes. Uno de ellos era el
del liderazgo y el poder: ¿Cuál de todos esos personajes, qué dirigente de cada
pequeña agrupación debía liderar el movimiento? El problema solo se resolvía
con ceder y negociar poder, tanto en las cúpulas como en las bases. Eran
negociaciones duras, pero funcionaron por casi una década.
¿Había algo más?
El otro problema era programático e ideológico. Había distintas visiones
de cómo resolver los principales problemas de la sociedad peruana. Y eso sí
tenía que ver con sus mandatos previos, sus historias, íconos y experiencias.
Fue la combinación de ambos factores lo que la llevó a su final.
¿Cuál es la posición específica que tuvo la izquierda en los años 80 y
90, respecto a Sendero y al MRTA?
En mi opinión hubo un claro deslinde y rechazo de Sendero desde muy
temprano por parte de IU y sus partidos individuales. Cuanto más violento se
ponía Sendero, sobre todo con los sectores populares, la izquierda lo rechazaba
con mayor contundencia. El MRTA apareció más tarde y aunque su proyecto
ideológico no chocaba tanto con la izquierda legal, ya en los documentos de
finales de los 80, IU rechazaba las acciones de ambos grupos en armas,
considerando a Sendero el enemigo mayor.
¿Por qué se sigue pensando que no hubo deslinde?
El mito falso de que IU nunca hizo un deslinde claro con Sendero viene
de su ambigüedad frente la lucha armada en términos generales. Había algunos
partidos en su interior que veían la violencia revolucionaria como parte de su
formación política y no la descartaban en un futuro hipotético. Eso pudo
confundir a la opinión pública. Hubo un sector que discrepó de esa ambiguedad y
fue una de las pugnas importantes dentro de IU.
¿Qué dirigentes peleaban el liderazgo de IU en esa época? ¿Barrantes y
Diez Canseco?
Sí, había una pugna clara entre Barrantes y Diez Canseco, quienes
representaban dos vertienes distintas, la moderada y la radical. Es importante
recordar que esas pugnas no empezaron con IU, sino con UDP, el frente de
izquierda formado para participar en las elecciones constituyentes a fines de
los 70. Pocos recuerdan que Barrantes era presidente de UDP y que Vanguardia
Revolucionaria, el partido de Diez Canseco, apoyaba a Hugo Blanco como
candidato presidencial.
¿Podríamos decir que ese es el antecedente más directo de las
rivalidades al interior de un partido de izquierda que están protagonizando hoy
Arana y Mendoza?
Esa pelea entre líderes y esa dinámica de bloqueos internos me parece
similar a lo que está ocurriendo con el Frente Amplio, y en el conflicto entre
Mendoza y Arana. Lo que echo en falta es la cuestión ideológica y programática,
que como dije antes sí era un factor de disputas en IU. Para mí no queda claro
cuáles son las bases programáticas de los dos lados del Frente Amplio. Además,
aunque Barrantes y Diez Canseco nunca se llevaron bien, ambos reconocían la
fuerza y cualidades del otro. Por ejemplo, en el primer y último congreso de IU
en 1989, aunque Diez Canseco peleaba por la hegemonía programática dentro del
frente, nunca intentó lanzarse como candidato presidencial. Quería que
Barrantes fuera el candidato, aunque en caso de ganar esperaba una mayor
influencia del PUM. La situación actual del Frente Amplio es muy distinta.
¿Tiene esta izquierda más vocación de poder que su predecesora?
No creo que tengan más vocación de poder que la IU. En eso también son
semejantes. Es más, a veces esa ambición intensifica las pugnas internas con
respecto a la hegemonía y el control.
¿Se va a terminar escindiendo el Frente Amplio?
Desde mi perspectiva limitada de la política actual, sí. Parece que el
proceso ya está en camino.
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