EL 10 SEPTIEMBRE, 2013
Conga, Cañaris, Tía María, Río Blanco, Tintaya son sólo nombres que
hemos escuchado repetidamente en estos últimos meses. Todos son nombres de
proyectos mineros que han generado una gran conflictividad social y, como
respuesta estatal represión criminalización de la protesta y muerte.
Pero el conflicto ha llevado a que la minería se posicione como un tema
central en el debate público. En este sentido diversos organismos técnicos,
ONG, movimientos sociales, partidos políticos y hasta el mismo gobierno, han elaborado
propuestas a las que muchos han denominado para una “Nueva Minería”, y definido
algunas medidas y acciones mediante las cuales se generaría una minería
ambientalmente más amigable y económicamente más sustentable.
Después de una revisión de algunas de las propuestas elaboradas, las
medidas planteadas se podrían agrupar en tres grandes ejes:
1.- Nueva relación con el ambiente: en la que se desarrollan ideas
encaminadas a mejorar la fiscalización y auditorias del desempeño y gestión
ambiental de las empresas, mejorando los Estándares de Calidad Ambiental (ECA)
y los Límites Máximos Permisibles (LMP) para diversos contaminantes; fortalecer
la institucionalidad (Ministerio del Ambiente, Organismo de Evaluación y
Fiscalización Ambiental, Autoridad Nacional del Agua, entre otras). Por otro
lado, se plantea asegurar el uso de mejores tecnologías que logren eliminar o
minimizar los impactos ambientales generados por la minería, con un enfoque
basado en que, de producirse la contaminación la empresa infractora deberá
pagar fuertes multas.
2.- Redistribución – Desarrollo Económico: en este punto se plantean
medidas para recaudar más fondos a partir de la minería vía el fomento de las
inversiones, los impuestos y el canon. Se buscaría mejorar las relaciones laborales
partiendo de la eliminación de la tercerización de servicios. Así también, se
buscaría articular las ganancias por minería con otros rubros de la economía
que potencien y diversifiquen la producción nacional. Subyace aquí una mayor
importancia a los aspectos redistributivos de las políticas económicas y
sociales, en detrimento de las políticas ambientales.
3.- Participación – Gobernabilidad: Al respecto se plantean medidas para
fortalecer la participación ciudadana en los procesos de Zonificación Ecológica
y Económica (ZEE) y Ordenamiento Territorial (OT), así como la implementación
de la consulta previa. Se propone fortalecer los gobiernos locales y regionales
a través de una descentralización efectiva de responsabilidades y recursos,
pero que busque la sinergia de los diferentes organismos involucrados en el
campo minero. Propuestas encaminadas a replantear los usos del territorio,
revalorar otras actividades económicas, sociales, culturales, en definitiva ver
el desarrollo desde un enfoque más amplio.
Revisando y analizando estas propuestas surgen diversas interrogantes en
torno a los ejes planteados, que finalmente llevan a la preguntasi estas
propuestaspara una “Nueva Minería” realmente genera una nueva forma de hacer
minería, lo cual en definitiva partiría de un replanteamiento del extractivismo
como modelo económico.
En primer lugar en relación al tema ambiental, en los últimos años y,
acorde con los diversos encuentros internacionales realizados para afrontar la
creciente problemática ambiental, uno de los enfoques que fue tomando mayor
importancia fue el de
“contaminador – pagador”. Un mecanismo mediante la cual si una empresa
contamina debe pagar una multa/impuesto y realizar medidas encaminadas a
mitigar el impacto ambiental negativo ocasionado; con ello se pone precio a las
afectaciones e impactos al medio ambiente. Esta lógica si bien -desde una
mirada positiva- responde a un contexto en el que es necesario este tipo de
acciones, no logra encaminar ni articularse hacia medidas que erradiquen las
causas de la contaminación y el deterioro ambiental. Además, aunque se realice
el pago, o se “mitiguen” los daños, no se logra eliminar el impacto ambiental
negativo el cual es irreversible y acumulativo, acrecentando progresivamente el
deterioro ambiental a escala local y global.
Otra preocupación importante es la dinamización de nuestra economía. Se
debate al respecto de cómo el hecho de que nuestro crecimiento dependa sólo de
la minería nos puede asegurar estabilidad hacia futuro. Frente a esto, los
defensores del modelo plantean aumentar la recaudación de capitales vía la
minería. Entonces ¿Es factible lograr un mayor desarrollo económico y
sostenible sólo con la recaudación de mayores capitales? ¿Cómo potenciar y
diversificar nuestra economía, si en las propuestas que se plantean, las
ganancias por minería sólo se articulan a otros rubros productivos más no se
piensa articularlos con planes que busquen incrementar los niveles educativos y
que potencien las investigaciones, por ejemplo?
Finalmente, respecto de la participación y gobernabilidad me pregunto,
¿Qué posibilidades tienen las comunidades para defender sus intereses cuando en
la práctica hay una primacía de los saberes científicos frente a otros saberes?
¿Cómo se logra un diálogo efectivo entre los diversos actores cuando los marcos
interpretativos, los objetivos e intereses responden a distintas cosmovisiones?
Es posible dentro de estos marcos realizar gobernanza – entendida como espacios
de concertación entre actores y actrices – consultas previas, procesos
participativos de ZEE y OT, cuando los saberes no científicos tienen un
carácter subalterno?
Son estas algunas reflexiones y cuestionamientos a los supuestos de la
“nueva minería”que consideramos merecerían mayor análisis y discusión. Vale
preguntarse entonces así si estas propuestas – que responden al contexto que
vivimos- cuestionan realmente el modelo en el que se sustenta la minería y por
ende las industrias extractivas. Muchos de los movimientos sociales que han
emergido producto de los conflictos mineros vienen cuestionando las bases de
los modelos de desarrollo y exigiendo participación en las decisiones
importantes de sus comunidades y el país. No obstante, en tanto no cambie
significativamente el contexto en el que se desarrolla esta “participación” y
se mantengan las mismas políticas económicas y sociales, será muy difícil
construir una propuesta distinta al modelo actual que supere la exclusividad
extractivista, respete la naturaleza y la diversidad cultural.
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