AQUÍ, CASI NO PASA NADA
Por: Rolando Breña
Llegó el momento de las transacciones. Ni a los opositores
parlamentarios ni al Gobierno les conviene seguir estirando la pita hasta que
reviente. La oposición logró su máximo cometido político con la censura del
Gabinete, quizá pretendan prolongarlo en la Mesa Directiva próxima.
El Gobierno ha hecho quizá la maniobra política más inteligente de todo
su ciclo de torpezas, nombrando a Pedro Cateriano al frente del Consejo de
Ministros, pateando la pelota al campo oposicionista que tendrá que dar fino
para actuar.
Probablemente cada cual bajará los decibeles de su discurso, aunque
todavía puedan escucharse alguna que otra frase altisonante o algún requiebro
confrontacional.
Por lo pronto, el nuevo Premier ya prometió cambiar su estilo provocador
por otro dialogante, acorde, dice él, a sus nuevas funciones de concertador. Ha
empezado a visitar las tiendas partidarias para encontrar ya no bendiciones,
por lo menos, algún aliento que le permita alcanzar la ansiada confianza
parlamentaria. Imaginamos que le costará un esfuerzo colosal morderse la
lengua, acostumbrada al ataque frontal, para dar paso al uso de formas
dialogantes a las cuales no está acostumbrado. En el fondo, su rogativa
peregrinación debería ser una autocrítica o una expiación de Semana Santa,
aunque quizás sea sólo una necesidad política que se evaporará cuando cambien
las circunstancias.
En las oposiciones parlamentarias las voces no son unánimes. Quizá
alguna opine que el nombramiento de Cateriano es lo peor que hubiera pasado,
pero el tono general es de espera de su presentación para decidir. Su sed de
sangre, aparentemente, ha sido saciada con los 72 votos obtenidos en la censura
de Ana Jara. Ahora, tomando como siempre, los argumentos de la estabilidad
política y los problemas económicos, sin perder sus bríos para seguir ajochando
al gobierno, jugarán a demostrar que son responsables y maduros y dedicarán sus
esfuerzos a una “democrática” transición el 2016, que es, a no dudarlo, el gran
telón de fondo que explica todas las movidas de estos
días.
El resto, los tremebundos anuncios de una grave crisis, que podía
disolverse el Congreso o que podría provocarse la vacancia de la Presidencia de
la República, que la estabilidad y democracia estaban en peligro, son solo
parte de los complementos dramáticos del menú que se nos ofrece.
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