Las 10 razones por las que
no consigues eliminar tu barriga
La grasa que se acumula alrededor del abdomen –sí,
donde descansa tu tripa– cumple una importante función: proteger tu estómago,
tu intestino y el resto de órganos de la zona. Pero si la acumulación es
excesiva puede ocasionar importantes problemas de salud.
La obesidad abdominal esel tipo de sobrepeso más
peligroso. La grasa visceral genera hormonas adiposas y adipocinas, marcadores
químicos que viajan por el torrente sanguíneo y los órganos causando
inflamación, que es en última instancia lo que provoca problemas
cardiovasculares y diabetes. Según una investigación dirigida por el doctor Selcuk Adabag y
publicada recientemente en la revista Heart, las personas con
obesidad abdominal son más propensas a sufrir una parada cardiaca o padecer
muerte súbita.
Para eliminar la conocida como barriga cervecera
(aunque no tenga nada que ver directamente con el consumo de
esta bebida), debemos cuidar nuestra alimentación, y seguir un plan de
ejercicio destinado a tal fin. Pero, sobre todo,
debemos evitar cometer estos 10 errores muy comunes que, como explica Camille
Noe Pagán en Health, nos impiden eliminar nuestra barriga.
1. Estás siguiendo una dieta
baja en grasas
A estas alturas todos
deberíamos tener claro que las
grasas no son tan malas como pensábamos y es un error
sustituirlas por carbohidratos. Para acabar con el sobrepeso abdominal es
importante tener una dieta rica en ácidos grasos monosaturados, como los que
encontramos en los frutos secos, el aceite de oliva o el aguacate.
La ventaja de las grasas
saludables es que tienen un enorme poder saciante, lo que nos ayuda a llevar
una dieta saludable sin
pasar hambre. Y esto es decisivo para llevar una alimentación saludable.
2. Te sientes triste
Según un estudio reciente del Rush University
Medical Center, las mujeres con síntomas de depresión tienen una tendencia
mucho mayor a padecer obesidad abdominal. Esto se debe, principalmente, a la
relación de la depresión con una menor actividad física y unos
hábitos alimenticios poco saludables. La buena noticia es que se trata de una
relación de doble sentido. Podemos aliviar los síntomas de la depresión
comiendo mejor y, sobre todo, haciendo ejercicio, que puede ser incluso más
eficaz que los antidepresivos.
. Abusas de los alimentos
procesados
Los carbohidratos refinados
y los azúcares añadidos, presentes en muchos
más productos de
los que pensamos, provocan un aumento de los niveles de azúcar en sangre lo que
acelera la producción de insulina. Esto no sólo puede llevarnos a padecer
diabetes, además hace que el hígado acumule grasa en el abdomen. En la medida
de lo posible, es recomendable primar el consumo de productos frescos. Si te
cuesta, trata al menos de comer vegetales en todas las comidas, lo que te
ayudará a estar más saciado y no caer en la comida basura.
4. Te olvidas del magnesio
Este mineral regula más de
300 funciones de nuestro cuerpo y, según explica Noe Pagán, su consumo es
importante para mantener a raya los niveles de azúcar e insulina. El magnesio
está presente en los frutos secos, los cereales y las legumbres, por lo que no
podemos descuidar el consumo de estos.
5. Estás enganchado a los
refrescos light
Un estudio reciente,
publicado en la revista Obesity, mostró que las
personas que beben habitualmente refrescos light tienen un porcentaje mayor de
grasa en sus barrigas. ¿Por qué ocurre esto? Las personas que los consumen
tienden a subestimar las calorías que están “salvando” y acaban siendo indulgentes
con lo que comen. En definitiva, el tipo de refresco elegido no va a
hacer que la hamburguesa XXL con la que lo estás acompañando engorde menos.
6. Te encanta la carne
Es importante recordar que
no todas las grasas son iguales. En un experimento, un grupo de científicos
suecos introdujo en la dieta de los participantes 750 calorías extra. La mitad
de los voluntarios las consumieron a través de ácidos grasos poliinsaturados y
la otra mitad a través de ácidos grasos saturados. Después de siete semanas, el
segundo grupo había acumulado el doble de grasa visceral.
Es importante que nuestra
dieta contenga grasas, pero hay que evitar que están sean saturadas, para lo
que es importante cortar el consumo de carnes
rojas y embutidos
y primar el de pescado y carnes magras (como el pollo o el conejo).
7. Bebes demasiado
Aunque el alcohol no tiene
porque provocar un exceso de grasa abdominal, su consumo excesivo sí, tanto en
hombres como en mujeres. Beber sin moderación ralentiza nuestra habilidad para
obtener energía: baja los niveles de glucemia, interfiere en la absorción de
vitaminas y minerales y dificulta el consumo metabólico de las grasas. La
mayoría de los estudios epidemiológicos consideran como consumo moderado una ingesta
de 20 a 40 gramos de alcohol, esto es entre 2 y 5 cañas y 2 o 3 copas de vino
al día.
8. Eres mujer, tienes más de
50 años y no haces ejercicio
Los cambios hormonales
relacionados con la menopausia, que aparece en torno a los 50 años, hacen que
se acumule más grasa en la barriga y que sea más difícil eliminarla. Sólo el
ejercicio físico puede ayudar a eliminarla. Y el yoga puede ser la mejor
opción. Un estudio de 2012 realizado entre mujeres postmenopáusicas mostró que
realizar una hora de yoga tres veces a la semana permite perder un centímetro y
medio de envergadura abdominal en sólo 16 semanas.
9. No comes suficientes
alimentos de colores vivos
Puede parecer una
extravagancia, pero no lo es. Sólo las frutas y verduras tienen colores vivos,
y es porque están repletas de vitamina C, que ayuda a reducir el cortisol, la
hormona del estrés. Un estudio reciente publicado en The
Journal of Nutrition mostró
que las personas que comen más alimentos rojos, naranjas y amarillos tienen
barrigas menos turgentes.
10. No estás haciendo el
ejercicio adecuado
No todo el ejercicio físico
es igual de eficaz para adelgazar. Recientes estudios han demostrado que para
reducir la grasa abdominal es mejor compaginar ejercicios relajados con
breves minutos de otros intensos y activos que estar durante más tiempo
haciendo un ejercicio ligero. Es lo que se conoce como entrenamiento
interválico de alta intensidad, y ya existe suficiente
evidencia científica como para afirmar que es, de momento, la mejor estrategia
de que disponemos para perder barriga.
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