martes, 21 de abril de 2015

Tejada quiere la unidad más allá de la izquierda



Asegura que es prematuro pensar en candidaturas y dice que su flamante organización, el Bloque Nacional Popular, quiere ser un puente entre los dos frentes de izquierda anunciados.

El congresista Sergio Tejada, representante del recién estrenado Bloque Nacional Popular, habló sobre la relación de su organización con el resto de la izquierda y afirma que el nacionalismo gobernó para la derecha.
—¿Qué papel jugará el Bloque Nacional Popular (BNP) en los esfuerzos de formar un frente de izquierda?
—El bloque está pensado como un partido, no como un nuevo frente de izquierda. Pero es una nueva lógica, estamos planteando un partido que pueda agrupar a nuevos movimientos y a otros partidos. Desde este espacio queremos construir unidad. En algunos medios se ha dicho que somos un tercer grupo y un factor de división; sin embargo, somos todo lo contrario. Viendo que hay muchas dificultades entre el nuevo frente de izquierda y el Frente Amplio, queremos ser un puente entre ambos.
—¿En las elecciones del 2016, participará el BNP?
—Eso no lo hemos decidido. Lo que buscamos ahora es la unidad y en el momento apropiado decidiremos cómo participaremos de este proceso electoral. Por ahora nuestro objetivo es generar la mayor unidad posible.
—El sociólogo Julio Cotler manifestó la semana pasada que el frente de izquierda “no tiene mayor futuro”, ¿qué le respondería?
—En el bloque estamos pensando en la unidad no solo de los partidos de izquierda, sino de una manera más amplia, tiene que ser con la población, con organizaciones sociales, populares, movimientos regionales, locales, etc. Si nos quedamos solo en los partidos de izquierda tendremos un espacio muy reducido de representación que no ha tenido buenos resultados electorales en los últimos tiempos. Además, trataremos, sobre todo, de recoger la demanda de la población por mejorar sus condiciones económicas y sociales, que no necesariamente coincide con los métodos de la izquierda.
—¿Por qué cree que la izquierda no ha podido, en las últimas décadas, recoger el apoyo masivo de la población?
—Hay muchas causas, una de ellas es que el fujimorismo marcó un proceso de despolitización, de satanización de las izquierdas. Los partidos de izquierda perdieron mucha base social y no entendieron lo que nosotros llamamos el Espacio Nacional Popular, que es lo que sí entendió en su momento Ollanta Humala y por eso ganó las elecciones en 2011 y casi las gana en 2006. El problema es que el Presidente ha abandonado el espacio nacional popular y por eso se necesita una nueva representación.
—Respecto a ese abandono, ¿podemos considerar al Partido Nacionalista una agrupación de derecha?
—Nunca fue un partido de derecha, sin embargo ha gobernado para la derecha. Eso es lo que ha producido la crisis dentro del partido. Mucha gente que estaba allí y que siempre ha mantenido una posición progresista, de izquierda, ahora está con nosotros en el bloque.
—¿Mantiene contacto con Humala y con la presidenta del partido, Nadine Heredia? ¿Hubo tensión en su alejamiento de Gana Perú?
—No me reúno con el Presidente desde agosto del año pasado; y sí, hubo momentos de tensión, pero hay que saber diferenciar el plano político del personal. Al final, no creo que el nacionalismo sea un adversario; el adversario político es el aprismo y el fujimorismo y la derecha antinacional.
BLOQUE NACIONAL POPULAR
—¿Qué busca el bloque?
—El Bloque Nacional Popular aspira a ser una alternativa para el pueblo peruano. En esta coyuntura electoral queremos ser un factor de unidad y una nueva opción de gobierno.
—¿Y qué busca para el país?
—Ponemos un énfasis muy fuerte en transformar al Perú de cara al bicentenario, en llegar al 2021 con un país nuevo, una nación integrada, con un Estado que represente la diversidad de todos los pueblos que compartimos el país, y en donde todos puedan ejercer derechos políticos sociales, económicos y culturales. Esta sería la verdadera gran transformación, para esto necesitamos fortalecer el Estado, cambiar nuestra matriz productiva, generar industrias, superar el neoliberalismo y tener un Estado y un mercado al servicio de la población.
Podría ser candidato
—¿Le gustaría ser candidato a la presidencia?
—No lo he decidido. Creo que ahora sería prematuro pensar en candidaturas.
—Es prematuro, pero lo ha pensado…
—Todos los que queremos cambiar al país sabemos que se cambia desde abajo, primero, y que desde el Ejecutivo también se pueden hacer muchas cosas. El objetivo de todo partido político es llegar al poder y conducir el Estado. Es un paso indispensable si uno quiere transformarlo.

Satisfecho por la Mega

—¿Cómo califica los resultados que obtuvieron los informes de la Megacomisión en el Congreso?

—Para mí es una satisfacción haber podido aprobar siete de los nueve informes. Ha sido un reto bastante grande, hemos tenido muchas dificultades para agendar los informes, y los debates han sido bastante tensos, pero aprobamos la gran mayoría. Ya tenemos resultados, algunos informes han generado investigaciones fiscales en las que se han determinado responsabilidades penales. Ahora, lo que sí parece estar andando con debilidad, son las acusaciones constitucionales. El Congreso se tiene que pronunciar pronto.

Los narcovínculos del Apra
—Las nuevas relaciones descubiertas entre el Apra y el narcotráfico contribuirán al menos mediáticamente a que le presten más atención a las recomendaciones de algunos informes…
—Sí. Es un caso gravísimo el de Gerald Oropeza, en el que el Apra aparece en varios momentos. Primero, Facundo Chinguel, “el hombre probo” de García, el encargado de indultar a narcotraficantes en su segundo gobierno, era el abogado personal (y socio) de Oropeza.
Luego, aparece otro militante aprista, que era gobernador de La Molina, que le facilita la usurpación de una propiedad del Estado a este presunto narcotraficante. También tenemos a García Pérez en el velorio de quien fue padre de Oropeza, otro militante aprista. En este caso hay muchas cosas que deberán investigarse.

—¿Cuál es su balance del último gobierno aprista?
—Está comprobado que en su gobierno hubo muchísima corrupción. No hubo un respeto fundamental hacia los ciudadanos, hacia los trabajadores, hacia los jóvenes. Además estuvo totalmente pegado a la derecha, dispuesto a entregarlo todo a empresas transnacionales, y lo que necesitamos ahora es otro tipo de gobierno.

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