¿Unidad
con Patria Roja? Ahora no, joven.
Desde hace un par de meses algunos
líderes del Partido Comunista Peruano y del Partido Patria Roja han venido
declarando acerca de un proceso de "unidad". En ese marco, se
ha realizado un evento conjunto que ha reunido a los partidos comunistas de
América latina y el Caribe en Lima. Ahora, se va a realizar una ceremonia
conjunta recordando la fecha en la cual José Carlos Mariátegui establece el
original Partido Comunista (que en ese entonces se denominó Partido
Socialista). Un buen número de militantes del PCP me escriben y preguntan
acerca de estos hechos y declaraciones, en tanto soy dirigente del Partido
Comunista. Por esa razón escribo estas líneas a manera de reflexión y propuesta.
Lo primero es señalar que en el
último periodo he logrado conocer a muy buenos camaradas de Patria Roja.
Especialmente de la nueva generación, donde puedo mencionar a Arturo, Lucho,
Romina y Oliva, entre otros. Es una generación de jóvenes que no carga la
pesada mochila de los viejos enfrentamientos de la época de la guerra fría que
oponía a "moscovitas" y "pekineses". Muy
comprometidos, con un espíritu militante inusual y entusiastas de verdad. Esto
me sirve, para dejar en claro, que mi opinión en este tema, no es un asunto de
antipatías o tirrias personales.
Lo segundo, es que desde un punto de
vista institucional, es decir, de acuerdo a los procedimientos establecidos
estatutariamente para discutir y tomar acuerdos en un colectivo político como
el PCP, NO EXISTE ningún acuerdo de algún proceso de unidad con nuestros amigos
de Patria Roja. No hay acuerdo, ni se ha discutido en instancia alguna. Eso no
impide, claro está, realizar actividades conjuntas como la del próximo
aniversario.
Ahora bien ¿debemos ir a un proceso
de unidad orgánica entre el PC y Patria Roja? Es decir, ¿debemos conformar un
único partido? Mi opinión particular es que NO es conveniente. No es
conveniente, ni para el PC, ni para Patria Roja y tampoco para el objetivo más
importante que es la unidad de la izquierda peruana.
La relación
partido-sindicato
No procede una unidad orgánica cuando
tenemos diferencias ideológicas sustanciales en temas bastante concretos como
la relación con los movimientos sociales y específicamente, el movimiento
sindical.
Probablemente pocos sepan, pero
durante la primera década del presente siglo, la CGTP desarrolló un complejo y
audaz proceso de reestructuración organizativa. Este proceso fue animado por
los activistas y militantes del PC convencidos de la necesidad de repensar el
diagnóstico y posibilidades del sindicalismo peruano. En este proceso, los
amigos de Patria Roja, defendieron posiciones contrarias a los cambios
propuestos. Temas como la afiliación directa, las cuotas de género, la autonomía
de clase, la cotización sindical fueron tema de debate interno y en todos
ellos, Patria Roja se opuso tenazmente, llegando incluso a elaborar un
documento cuyo pomposo objetivo era "reorientar clasistamente a la
CGTP". Ahora, una década después, el tiempo ha demostrado que los cambios
propuestos por el PC no sólo eran necesarios sino imprescindibles.
Podríamos pensar que son problemas
pasados y que actualmente se han superado. Pero ahora tenemos diferencias
acerca del diagnóstico de la actual crisis del SUTEP y de lo que es necesario
hacer para superarlas. Para nosotros es claro que se trata de un serio problema
de legitimidad que tiene relación con la manera que Patria Roja ha entendido la
autonomía del movimiento sindical respecto al partido. Mi impresión es que
detrás de estas posiciones se encuentra una manera particular de entender la
relación entre partido y sindicato, donde se mantiene la visión de
"correas de transmisión". Es decir, ese modelo donde el partido manda
y el sindicato obedece.
La unidad que
importa es la de toda la izquierda
También tenemos diferencias
sustanciales en cuanto a cómo se entiende la unidad de la izquierda. El tema
para las fuerzas progresistas es resolver el problema del referente nacional de
izquierda. La unidad de la izquierda más amplia es el principal problema que
debemos afrontar. Y en este proceso, el movimiento social y político ya ha
dado algunos pasos que establecen un escenario completamente diferente al de
experiencias anteriores como la de Izquierda Unida.
Un primer elemento es el rol de los
"independientes de izquierda". Este oxímoron ha venido para
quedarse. Es lo nuevo y no es un accidente. La militancia pura y dura, tan
necesaria será por un buen tiempo, inusual sino marginal. Entonces, los
frentes tipo UNIR o MAS, donde la real autonomía de los independientes está fuertemente
condicionada a las decisiones del partido, no ayudan. No son frentes reales,
sino el simple cambio de nombre con las mismas personas. Esta táctica era útil
durante la Guerra Fría, ahora no. Y esto es así, en parte, porque la
sociedad peruana registra un proceso de individuación gestado desde el gran
ciclo histórico entre Velasco y Fujimori. Una mayor consciencia de la
individualidad que se manifiesta desde hábitos de consumo diferenciados, hasta
la idea de "un militante, un voto".
Mi hipótesis es que esta última
consigna expresa algo más que un estado de ánimo. Expresa una manera diferente
de entender a la izquierda y al compromiso político. Está en el ADN de la nueva
generación de activistas y simpatizantes de izquierda. Es la expresión de un
cambio estructural de la sociedad peruana. No reconocer estos cambios nos
condena a repetir los mismos errores de décadas pasadas.
Los compañeros de Patria Roja
consideran que esta nueva lógica no es ni necesaria ni relevante. En cambio,
para nosotros resulta una reivindicación fundamental de mayor democracia en los
mecanismos de representación y toma de decisiones dentro de la izquierda. El
reto para los comunistas es imaginar un escenario donde "Un militante,
un voto" conversa con "Todo el poder para los soviets",
porque ambas consignas son un reclamo de libertad.
Aliens, aliens,
everywhere
No se trata de construir una capilla
más grande. No se trata de repartir entre dos agrupaciones la pesada mochila de
prejuicios y malafama que cada uno ha acumulado a lo largo del tiempo. No se
trata tampoco de reordenar cupos y cuotas en los supuestos "frentes de
masas" como si fueran la dote de un matrimonio interesado.
La unidad orgánica entre el PCP y
Patria Roja (más allá de la discusión sobre el legado histórico legítimo), no
es una tarea prioritaria para el movimiento popular, ni para las fuerzas
progresistas ni para el proletariado en lucha. Tal vez resuelva algunos
problemas para un limitado grupo de personas pero no más. Al PCP en particular,
nos aísla y limita. Nos enajena en términos reales de un conjunto de espacios
sociales donde también podemos crecer.
La tarea no pasa por centralizar
entre los conocidos, sino en llevar a la izquierda, a donde no ha llegado aún.
Tenemos que ser más más Capitán Kirk y menos trekkies. Unidad y
construcción de una izquierda en las nuevas clases medias populares que oscilan
entre el consumismo a crédito y el empleo precario. Entre los jóvenes de las
universidades privadas de los conos urbanos, en las nuevas formas de
asociacionismo que aparecen en las ciudades y el campo. Y más precisamente,
para todos los que nos reclamamos de una tradición comunista, nuestra tarea es
colocar el trabajo en el centro de la identidad y la acción política. Pero todo
esto, lo iremos discutiendo. Lo real, hoy es que la propuesta prioritaria
aprobada por nuestros eventos orgánicos es insistir en la unidad más amplia de
todas las fuerzas de izquierda. Ahora, más que nunca. La construcción de una
herramienta de poder popular de todos y todas. Para ser gobierno y poder.
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