sábado, 20 de julio de 2013

Consecuencias
Los partidos y el Congreso, los grandes damnificados de la nueva crisis política

Sabado, 20 de julio de 2013

 Analistas y políticos coinciden en que el Poder Legislativo ha demostrado su debilidad y ganado en desprestigio. Además, los partidos no fueron capaces de advertir el malestar ciudadano y, más bien, se mostraron aislados.
La crisis provocada por la elección en bloque de los magistrados del Tribunal Constitucional y del defensor del Pueblo ha perjudicado aún más la imagen y dañado la legitimidad de los partidos políticos y del Congreso.
Si ya los partidos políticos habían dejado de ser instituciones lo suficientemente enraizadas en la sociedad, los sucesos de los últimos días que generaron la reacción en las calles han hecho que pierdan legitimidad incluso en sectores que todavía creían en su importancia, como las clases medias más sensibles a la institucionalidad democrática, opinó el politólogo y analista Carlos Meléndez.
"Si para las clases bajas o sectores rurales los partidos habían dejado de representarlos hace rato, ahora la desafección ciudadana crece en los sectores medios y profesionales liberales", añadió. 
Así, quedó en evidencia que los partidos políticos –con representación en el Congreso– tomaron sus decisiones de "espaldas a la ciudadanía", dijo por su parte el también analista Luis Benavente. 
La indignación de los ciudadanos hizo que tres de los magistrados elegidos para el TC –Francisco Eguiguren, Víctor Mayorga y Ernesto Blume– anunciaran que renunciaban a integrar el organismo jurisdiccional. Incluso Eguiguren, en su carta de renuncia, expresó que no podía "participar en dicho órgano al lado de personas que no cumplen con las credenciales éticas y democráticas". 
El principal cuestionado, el fujimorista Rolando Sousa, no había renunciado oficialmente al cierre de esta edición, mientras Perú Posible anunció que Pilar Freitas, la electa Defensora, sí declinaría.
“no se calculó”
"De repente no se calculó el impacto que todo esto iba a tener, pero se actuó de buena fe", fue la explicación que ensayó el vocero nacionalista, Jaime Delgado, al ser consultado por la actuación del Congreso que derivó en esta crisis.  
La impresión que queda es que los partidos y el Parlamento no fueron lo suficientemente sensibles al momento de percibir el humor ciudadano. 
"Y si fallan en eso, pierden legitimidad", opinó Meléndez. 
Para el dirigente de Perú Posible Juan Sheput, ha quedado demostrada "la precariedad de los partidos" que no fueron capaces de defender sus fueros. Sheput ha respaldado a su colega partidaria Freitas. En su mirada, la próxima elección de magistrados y Defensor será difícil porque nadie querrá ser "maltratado públicamente". 
Según Meléndez, lo que se vive hoy es una fase mayor de la "crisis de representación" alentada por una "democracia devaluada" y un  "amateurismo político". "Esta es la crisis más complicada desde aquella vez cuando se le pidió al presidente Alejandro Toledo que diera un paso al costado. En ambos casos, la inexperiencia del gobernante de turno fue determinante", comentó. 
En este confuso contexto, el Congreso y las bancadas intentan buscar una salida legal al entrampamiento. 
"El Parlamento tiene que encontrar la salida a este problema. Vamos a darle a la población la respuesta que exige con todo derecho", dijo Delgado. Un tremendo problema que, se sabe ahora, bien pudo haberse evitado.
 
Los partidos negociaron sin inteligencia
Uno de los principales cuestionamientos que se ha hecho al Congreso y a los partidos es la repartición de los puestos disponibles, bautizada como la "repartija". Sin embargo, como señala Carlos Meléndez, los "repartos" y las "negociaciones" son prácticas comunes en política. "El problema es que se ha hecho sin inteligencia, sin cumplir con los requisitos mínimos necesarios para asegurar magistrados de capacidad y probidad", añadió. 
Para Meléndez no deja de ser paradójico que, en medio del caos ocasionado, esta vez la disciplina partidaria sí funcionó. "Se ha visto una votación cohesionada. Lamentablemente, los acuerdos se han construido torpemente. No se pensó en que iban a aparecer actores externos, como los medios y los ciudadanos, que generaron presión sobre un Congreso cada vez más debilitado", concluyó.  

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