EL DEFENSOR DEL PUEBLO DEBE SER ELEGIDO
POR EL PUEBLO
Por:
Julio Mendoza García
El
congreso se ha puesto de acuerdo para elegir “en paquete” a los nuevos miembros
del Tribunal Constitucional, del Banco Central de Reserva y la Defensoría del
pueblo. ¿Por qué en “paquete”? porque, pese a tener funciones distintas,
primaron las negociaciones para repartirse los representantes de los partidos
políticos en esos cargos, lo “exigía así”. Y no la “meritocracia” que suelen
alardear en otros casos, .
Es
decir que al TC no irán los constitucionalistas más idóneos, de mejor currículo
o de trayectoria incuestionable. No, irán los personajes, algunos sin formación
profesional pertinente mínima, que “representan” a los partidos que los
proponen y se pusieron de acuerdo, sin vergüenza democrática alguna (tal vez es
pedir peras al olmo). ¿El objetivo? Colocar representantes en cargos claves
para la defensa interior cuando sea necesaria. El Ollantismo, ese que dice que
se levantó contra el fujimorismo cuando era dictadura, aliado con ellos ahora,
se ha puesto de acuerdo para repartirse, en paquete, esos cargos de
instituciones que son, se entiende, pilar de la democracia o del estado. El
mismo análisis sirve para el caso de los miembros del BCR.
Pongamos
el caso del cargo más sensible para la población, la Defensoría del Pueblo.
Está propuesta para ese cargo Pilar Fleitas, por el Partido Perú Posible,
alguien que está cuestionada porque estuvo involucrada en falsificación de
firmas para inscribir fraudulentamente, en su momento, a Perú Posible y,
además, porque legalmente estaría impedida por ocupar otro cargo público. El
agravante es que el Presidente de su Partido, Alejandro Toledo, está
involucrado en cuestionamientos a sus finanzas personales pero también al
origen oscuro del financiamiento de su campaña. Aunque, en el contexto del
pragmatismo neoliberal, ambas finanzas son una a la vez. Pues las elecciones en
la democracia neoliberal, son también una forma de negocios. Seguramente
Fleitas y quienes la proponen resolverán ese “pequeño impase” con su renuncia
inmediata a la regiduría y a su militancia, bueno, en este último caso, es un
decir cuando se trata de los partidos de derecha.
Este
indignante espectáculo “político” tiene su origen jurídico en la Constitución
fujimorista de 1993, producto del fraude en el referéndum para su aprobación y
en una dictadura corrupta, genocida y entreguista. Ahora esa norma fundamental
es defendida por la neoliberal derecha y el Presidente Ollanta que juró su
cargo “por el espíritu de la Constitución de 1979”. Pobre Constitución esta
última, su alma sigue en pena.
Más
allá de las truculentas condiciones en la que se elegiría a Pilar Fleitas, como
Defensora del Pueblo (¿?), la cuestión central es la concepción y diseño de la
Constitución actual. Así, el Defensor del Pueblo, paradójicamente, no es
elegido por el pueblo. He aquí una razón más porqué es justa la lucha por una
nueva Constitución.
¿Cómo
debiera ser la elección del pueblo en una Constitución de una Nueva
República, realmente democrática, soberana y de Justicia Social?
Primero,
por la naturaleza profesional del cargo, debiera procesarse un concurso de
méritos entre todos los candidatos que quieran presentarse, cumpliendo los
requisitos que se establezcan para el efecto.
Segundo,
ese concurso público, que podría ser procesado por el Congreso o por el Consejo
Nacional de la Magistratura, declararía a los candidatos idóneos a los
cinco (pueden ser hasta 10) mejores calificados.
Tercero,
el pueblo en votación universal, puede aprovecharse cualquier proceso electoral
nacional, por ejemplo municipal, elegiría A SU DEFENSOR.
Eso
sería democracia y no el remedo burdo, espectáculo deplorable, de la repartija
desvergonzada a la que asistimos ahora. Democracia que le dicen.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario