SÀBADO
27 DE JULIO: CRÒNICA DE LA JORNADA DE LUCHA
Tal como estuvo programado, el 27 de julio, el
pueblo peruano salió a las calles de Lima para hacerse oír frente al grotesco
papel que cumple Ollanta Humala y la asquerosa repartija de cargos públicos por
parte del Congreso de la República. Desde
tempranas horas, un mar de gente venido de todo Lima, se congregó en la plaza 2
de mayo para enrumbar pacíficamente hacia la sede del Poder Legislativo.
Encabezando
la marcha estaba la CGTP, CITE, Sutep, Fep, Jotacé, Frente Amplio, Movimiento
de Afirmación Social, Movimiento de los Sin Techo, Comedores Populares, Vasos
de Leche, Federación Médica, así como colectivos y diversas organizaciones
sociales.
La
masa humana transitó pacíficamente por la Av. Colmena, pasando por Av. Wilson,
Paseo Colón, Av. Grau y Av. Abancay. banderas, carteles y consignas
retumbaban y calentaban el ambiente.
Fiel
a su oportunismo, el Apra, la CTP y su gente del colectivo Renovar se
escondieron en las arterias contiguas para pretender “encabezar” la marcha; una
vez que cruzaron rápidamente la esquina de las avenidas Colmena y Abancay, la
policía acordonó la zona para no dejar pasar a la multitud organizada que se
acercaba. El acuerdo político entre el oficialismo y los búfalos fue hacer
aparecer ante los medios de comunicación y la opinión pública, a una ínfima
delegación aprista como la única que protestó. Como si fuera poco, fue el APRA
quien inició actos de violencia, con el único propósito de desacreditar a los
aproximadamente cien mil manifestantes que se encontraba a varios metros de
distancia. Los “periodistas” atribuyeron la violencia al Movadef y la
Trinchera Norte, que se plegó a la marcha en protesta contra las Sociedades
Anónimas pero a ciencia cierta, estos grupos humanos no generaron ninguna
provocasiòn.
Pasaron
casi dos horas y la multitud permanecía repletando toda la Av. Abancay,
imposibilitada de acercarse al Congreso pues las armas de la policía
custodiaban a los apristas que se prestaron para el burdo juego. Una vez que la
bufalería se batió en retirada, se improvisó un cordón policial para que salgan
de la zona sin ser agredidos por el pueblo. Apenas salió el último aprista, la
represión hiso uso de las bombas lagrimògenas para repeler a la masa humana.
La
jornada terminó con 15 detenidos tras la movilización y una actitud
verdaderamente vergonzosa por parte de la policía y el Apra quienes se
prestaron al juego para desmerecer la contundencia de la multitud en las
calles.
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