viernes, 26 de julio de 2013

DE LA INDIGNACIÓN, LAS CALLES Y LA POLÍTICA: UNA CRISIS PROVOCADA POR EL GOBIERNO Y UN MOVIMIENTO DE PROTESTA CON CARA JUVENIL

JULIO 25, 2013
Por: Luis Gárate

El tono de las recientes protestas realizadas en Lima y en algunos puntos del país revela el rechazo de un creciente número de peruanos a la manera en que los políticos están gobernando los destinos de nuestro país.
Las componendas y arreglos bajo la mesa han sido tan descarados en el Congreso para elegir a las autoridades del Tribunal Constitucional, BCR, Defensoría del Pueblo que fueron generando una ola de reacciones entre los líderes de opinión y en las protestas ciudadanas en las calles.
El gobierno de Ollanta Humala es el primer responsable de la llamada “repartija”, porque las negociaciones de sus congresistas con las bancadas fujimorista, pepecista y toledista han sido de pleno conocimiento del presidente, que no tuvo el más mínimo descaro de permitir el ingreso al TC de personajes con cuestionables credenciales democráticas y éticas, como el inefable Rolando Sousa.
Las jornadas de protesta que se convocaron horas después de conocidos los resultados, revelan características sobre las que cabe reflexionar.
Patrones comunes con las luchas globales
Una oleada de protestas se está dando en varias capitales y ciudades importantes del mundo. No es coincidencia que sectores de las clases medias y centralmente lideradas por jóvenes universitarios, trabajadores y amplios sectores ciudadanos estén liderando protestas en ciudades como Estambul, El Cairo, Sao Paolo y Santiago de Chile. Si bien es cierto hay particularidades en las reivindicaciones, elementos culturales y radicalidad, es transversal la crisis de modelos políticos que se agotan en su capacidad de representación y de mediación de las demandas sociales. Un creciente hartazgo de los sectores juveniles ante una democracia burguesa apática, que refleja las componendas y los negocios particulares.
El elemento económico y la lucha de clases son factores claves. El modelo neoliberal que privatiza el Estado, introduce el factor de desigualdad y lucro en todos los servicios públicos que antes eran un derecho. Con la clase trabajadora crecientemente arrinconada y golpeada, son los sectores de la pequeña burguesía, sectores intelectuales y grupos con demandas concretas, confluyen en una reacción que rasgos de espontaneidad y hartazgo.
La “indignación” ciudadana.
Un elemento a analizar en la reacción ciudadana de los recientes días en Lima y otras ciudades del país es que los convocantes han sido organismos como la Coordinadora Nacional de Derechos Humanos, colectivos, personalidades y los partidos políticos, centralmente los de la izquierda parecen estar en segundo orden. Si bien cabe reconocer que las convocatorias han sido amplias, se han sumado cientos de personas que no son militantes sino que se identifican con una reacción concreta, ha existido y existe entre algunos promotores una intención deliberada de opacar la presencia de las organizaciones políticas en este movimiento.
Las redes sociales
Un aspecto central en la convocatoria y coordinación de este tipo de acciones es el tema comunicacional y en particular el uso de la redes sociales. Es indudable el rol que juega tanto el Internet, programas como Facebook y Twiter e instrumentos como los teléfonos celulares con aplicaciones fotográficas y de video. Con estas herramientas se hace más fácil y de manera simultánea se transmite las convocatorias y acciones que se reproducen a través de las redes. Si bien hay que reconocer la vitalidad de estas herramientas, no olvidemos sus riesgos pues han sido creadas por grandes corporaciones capitalistas y que están siempre bajo vigilancia de los servicios de inteligencia imperialistas, del gobierno nacional y de grandes intereses privados.
La necesidad de la política
Estas movilizaciones no son otra cosa que una nueva expresión de la política, si bien no desde una filiación partidista pero política al fin, como una reivindicación de un derecho fundamental y constitucional a la indignación, la protesta y la acción colectiva.
Sin embargo no dejan de haber opiniones y lecturas diferentes del rumbo de este movimiento. Por ahora son acciones esporádicas como reacción a la desvergüenza del gobierno humalista y la derecha. Sin embargo el que se haya juntado a ciudadanos muy diversos que se dan cuenta que esto no puede seguir así nos demuestra que hay condiciones para avanzar a cambios más profundos. Lo que no se puede desconocer es el rol de las organizaciones políticas, como la JotaCé- Patria Roja y el MAS que han estado en primera línea de combate.
No debemos olvidar que también hay disputas. Sectores oportunistas como el Apra, extremistas como el senderismo y grupos anárquicos pretenden encabezar y hegemonizar la lucha. El rol de las fuerzas progresistas y de izquierda, en especial de los comunistas a través del MAS y el Frente Amplio es avanzar en la organización, hacer más propaganda y conciencia en otros sectores del pueblo y ampliar la plataforma, como nuestra propuesta de una Asamblea Constituyente para una nueva constitución y poder sentar las bases de refundación de la política y la República. En esa lucha, sin sectarismo ni hegemonismo, debemos levantar nuestras propuestas y liderazgos, pues somos actores centrales de la misma. En ese camino debemos trabajar para la jornada nacional de lucha patriótica del 27 y 2 de julio próximo.
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