miércoles, 10 de septiembre de 2014

“EL DIALOGO ES EL CAMINO” (2da parte)
Por: Rolando Breña

Anuncia su llegada a la Convención, Cusco, una “Comisión de Alto Nivel”,  para dialogar con el pueblo y su Comité de Lucha sobre las motivaciones que han originado el levantamiento popular y las posibles soluciones.
Una Comisión que “baja” como si fueran enviados del cielo para resolver los problemas terrenos. ¡Pero han transcurrido ya 15 días del paro y van tres muertos! ¿Es que no pudieron descender antes? ¿Incluso antes del inicio de la medida huelguística? ¿No llegaron a su nube los clamores terrenales o vieron despectivamente o los subestimaron? ¿Y la oficina del pomposo nombre de “Alto Comisionado”? Como constatábamos ayer, será porque el descubrimiento del dialogo como “el camino” recién se da ahora, “ahoritita” como se decía años en mi tierra.
Dijimos alguna vez que hay que ser sabios para empezar una lucha, más sabios para conducirla y más sabios todavía para terminarla. Podemos decir en semejanza, que hay que ser sabios para empezar a dialogar, más sabios para continuarlo en condiciones plausibles, y más sabios aún para encontrar salidas o soluciones.
Pero la experiencia nos indica que somos más o menos brutos cuando se nos presenta un problema.
Lo sabio es dialogar antes que se convierta en conflicto y arrastre luego a medidas de lucha. Raramente un problema surge, y menos se convierte en conflicto, de la noche a la mañana, intempestivamente. Siempre son conocidos sus orígenes y su maduración; no los tomamos en cuenta, por soberbia o por desidia o “porque ya pasará”, y nos acostumbramos, o nos gusta lidiar luego de su estallido. Acudimos desesperadamente a sofocarlos como sea, poniendo el primer lugar la fuerza o “el imperio de la ley”, es decir, con la policía. Y cuando las cosas se escapan o parecen escaparse de control, cuando las movilizaciones se tornan masivas, graves e indetenibles, cuando hay grave perturbación de la vida normal de las gentes, heridos o muertos, aparecen las benditas “Comisiones de Alto Nivel”, como dádiva gubernamental para amainar la tormenta y buscar salidas.
Siempre es así. Es que, como dicen algunos de moda “no tenemos cultura del diálogo”. Menos el gobierno, aunque tenga un “Alto Comisionado”.
Se constata también, que cuando se inicia un proceso de diálogo, surgen deficiencias que lo entrampan o lo hacen inviable o inútil.
-        Aunque se llame de “Alto Nivel”, muchos van a dialogar sin saber sus “asignaturas”, es decir, los problemas sobre los cuales se va a conversar. Cómo pueden entender y entenderse. Por eso muchos acuerdos son tan difusos e interpretables de distinta manera, y las “soluciones” no son tales, convirtiéndose a la larga, en origen o reanudación de los conflictos, en generar mayores desconfianzas y radicalizaciones. Piensan otros, que las “Comisiones” son formadas así adrede, como una forma de “pasear” a los dialogantes y llegar a resultados que nada resuelven. Y a veces, simplemente para ganar tiempo y posibilitar el cansancio y el debilitamiento, no solo de los protestantes sino del propio movimiento.
-        La “Comisión de Alto Nivel”, requiere tener capacidad de decisión inmediata, para encontrar formulas de solución y comprometerse con ellas. Las más de las veces, los “Comisionados” son solo algo así como mesa de partes, cuyos acuerdos, aun firmados, necesitan ser ratificados por organismos superiores. Los documentos que “resuelven” las demandas son solo proyectos, sugerencias, a pesar de haberse logrado intensas negociaciones, avances y retrocesos, expectativa y esperanza. Y también más tarde, son otra fuente de conflicto mayor.
-        Los compromisos que se alcancen deben ser de aplicación inmediata. Se trata de resolver los problemas no prolongarlos, o ahogarlos en trámites burocráticos y administrativos, como es casi usual. Es común la reanudación de los conflictos, de manera más aguda, ya no para firmar “Actas de Compromiso”,  sino para exigir su cumplimiento.

Hemos inaugurado en el Perú tres fases en un conflicto:
1.-       Paro o Huelga, movilizaciones, violencia, represión.
2.-       Diálogo y “Acta de Solución”.
3.-       Paro o Huelga, movilizaciones, violencia, represión, para exigir el cumplimiento del “Acta de Solución”.
Como se ve, hemos obviado el que debiera ser el primero y el más importante: El dialogo anticipado al estallido del conflicto.

Lo que sucede ahora en la Convención, esa hermosa tierra (“Qué lindo es Quillamaba, Qué lindo su amanecer…”, cantaba nuestro admirado trovador cusqueño “Pablucha” Venero), es una demostración más de lo sinuosa, autoritaria y represiva forma de tratar a las reclamaciones de los pueblos del Perú, muchas de las cuales han sido reiteradas por promesas electorales o compromisos oficiales frente a la población y sus autoridades.

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