lunes, 1 de septiembre de 2014

Mi madre, con los antimineros
 Raul Wiener.

Dice Miguel Santillana por ahí que la intención de voto para Goyo en Cajamarca viene del campo (34.5%), de los analfabetos (50.4%), de los que solo tienen primaria (32.5%), a partir de lo cual pasa a concluir “es decir su respaldo proviene de la ignorancia, el miedo y las fobias”.

Así porque sí, campesino, analfabeto, estudios primarios, equivalen a los instintos más bajos y reactivos. Aldo M, que seguro está pensando lo mismo y que encaja tan bien en el tema de los electarados, convierte el despecho de Santillana que creía que Goyo desaparecería con la prisión y las oportunas acusaciones de la Contraloría, en una novela de horror.

Se vienen los antimineros, comunistas, chavistas y excéntricos en una buena parte de las regiones y nosotros aquí en Lima mirándonos el ombligo porque creemos que tenemos las elecciones ganadas. Casi como para decir un Jua, Jua, Jua, de esos que le gustan al ahora columnista de la gran concentración mediática.

Claro que si se hiciera la pretendida interpretación sociológica (en realidad elitista y racista) de Santillana para Lima, se concluiría que es en la gente de la periferia, donde todavía hay altos índices de analfabetismo y de baja escolaridad, donde está el bolsón de votos de Castañeda, que los tiene tan tranquilos. Y si estuvieran votando diferente, sobreponiéndose al populismo de las escaleritas, y comprendiendo que la reforma de la gran ciudad les favorece, nadie dude que Aldo ya los hubiera metido en su paquete.

Pero por ahora hay una ruptura entre las tendencias entre los pobres mayoritarios de Lima y de las provincias, que no tiene tanto que ver con niveles educativos  sino con la extensión de las miradas: la de largo plazo en el interior rural, que aprecia el deterioro sostenido de sus recursos naturales y sus fuentes de agua por la actividad extractiva a gran escala; y de corto plazo, en la ciudad, donde están recién consolidando un sistema de vida y prefieren servicios malos y baratos, que nuevos servicios a precio justo.

Irritarse contra los pobres de las regiones y pasmarse ante el milagro castañedista de querer dirigir la Metrópoli en base a 10 distritos en los que ha concentrado una oferta populista, que es también preventiva (si no hacíamos escaleras, parques y hospitales ambulantes, hubiera vuelto Abimael Guzmán), sólo puede hacerlo quién no tiene ninguna identificación con la gente que quiere progresar y ser respetada en su condición humana.

Pero peor que todo eso es la incomprensión política. Porque no hay nada de sorprendente en que las regiones voten hacia la izquierda, a veces por la extrema. ¿O acaso Humala no se basó en eso para llegar a segunda vuelta el 2011?, ¿o no ha sido cierto que el rechazo a Conga ha abarcado en muchas encuestas a la gran mayoría en Cajamarca?, ¿O creían que sometiendo a Humala, bombardeando a Susana, encarcelando a Santos, se saldrían con la suya?   

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