miércoles, 29 de octubre de 2014

PIÑERA: PROVOCADOR

Por: Rolando Breña

Evidentemente, el ex presidente de Chile Sebastián Piñera, ha tenido una presencia provocadora en nuestro país. Aprovechando una reunión a la que fue invitado por la Cámara de Comercio de Lima, denominada “Cumbre de Comercio Exterior”, sin  tino diplomático y con desafiante lenguaje afirmó equivocadamente que la sentencia de La Haya dio la razón a Chile, al fallar que el límite con nuestro país tiene como referencia el Hito N° 1. Es decir,  que el denominado “Triángulo terrestre” pertenecería al país sureño.
Al margen que la afirmación piñerista está años luz de la verdad, que la tergiversa groseramente, ya La Haya, en el texto de su propia sentencia, deja constancia categórica que estando zanjado ese problema por Tratados Internacionales firmados entre ambos países, no se pronunciará; pues reiteramos, es asunto resuelto.
Piñera es suficientemente inteligente y un político enterado para desconocer esta realidad. Lo que sucede es que, siguiendo la tradición política exterior chilena en todo los gobiernos, pretende imponer sus intereses por encima de la razón, de la justicia, del derecho internacional y las resoluciones de organismo supranacionales legítimos. Lamentablemente, ese ha sido, es, la constante en sus relaciones con sus estados vecinos. Nada extraordinario ni inusual es la actitud de Piñera. Sin embargo, si bien puede decir lo que sea o declarar lo que quiera en Chile, no puede venir a nuestro País a restregarnos en nuestra “cara pelada” tamaños dislates. Y nos sorprende que tales declaraciones las diera en una emisora de prestigio y frente a periodistas también de prestigio, que lo escucharon impávidos, como si nada pasara, ni siquiera una pregunta cuestionadora o el sostén de las posiciones peruanas. Una cosa ser corteses con los invitados, lo que no siempre es así cuando no son de sus simpatías, y otra muy distinta dejar pasar sin en el más pequeño comentario el desparpajo, la autosuficiencia ofensiva y provocadora que fue el tono que utilizo Piñera. Nos parece por ello adecuada la respuesta del Gobierno Peruano por su prontitud y su contenido y nos parece más acertada aún, la calificación de “esquizofrenia” dada por el ex canciller y ex agente peruano en La Haya, José García Belaunde respecto de las expresiones y la conducta del ex mandatario chileno. Y pensar que ayer fue recibido con vivas y aplausos en la sede de la Cámara de Comercio de Lima, teniendo como comparsa a un ex alto oficial de nuestra Marina de Guerra, el hoy congresista Fujimorista Tubino.
En más de una ocasión escribimos que las relaciones con Chile nunca fueron normales ni cordiales, ni lo serán en el futuro, si, como es notorio, continúan alimentando las políticas chauvinistas y hegemonistas emparentadas con las concepciones del “espacio vital” hitlerista, que vienen desde los tiempos de Diego Portales, mezclados por desviaciones de “destino manifiesto” y lamentables tendencias racistas y de complejo de superioridad impregnadas en la mentalidad de sus clases dominantes y contagiadas al imaginario de la población.
Al decir esto, solo mostramos lo que existe en la realidad. No nos anima ningún espíritu contra la gente chilena, ni mucho menos. Los pueblos son los que cargan con la mentalidad, las concepciones y los prejuicios de sus clases dominantes. Nos hemos reunido y abrazado tantas veces con los movimientos sociales y sindicales, con la izquierda y los comunistas chilenos pues nos anima a todos la unidad, la confraternidad, un anhelo común de democracia y justicia para nuestros pueblos.
Aprovechando estos sucesos, sería muy ilustrativo y de mucho provecho para nosotros, repasar la enorme contribución que hiciera nuestro gran estudioso y político patriota don Alfonso Benavides Correa, que llamó acertadamente a nuestras relaciones con Chile: “una difícil vecindad”
Sebastián Piñera, no solo habló del “Triangulo terrestre”, también se dedicó a pontificar sobre nuestros problemas internos y a darnos lecciones y recetas para gobernarnos mejor. Posiblemente sus consejos no le fueron muy bien a su propio gobierno, pues posibilitó el triunfo de su opositora Michelle Bachelet. A eso, las abuelas lo llamaban: “Candil de la calle, oscuridad de la casa”.

Los peruanos somos siempre corteses y tolerantes con los visitantes, ilustres o no, hasta somos aguantadores, pero que vengan a nuestra tierra y prácticamente nos escupan en el rostro no es posible dejarlo pasar, no es posible no condenarlo.

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