EL MINISTRO DEBE RETORNAR A CASA
Por: Rolando Breña
La Policía Nacional del Perú no se merece ese
Ministro. El autoproclamado “Primer Policía del Perú”, que siempre llama
a respetar a la policía, es el ejemplo menos recomendable que los
integrantes de la PNP podrían seguir.
“El honor” es la divisa de la PNP, el
Ministro del Interior lo está manchando de la manera más lamentable, socavando
permanentemente los principios fundamentales de una institución que
debiera estar siempre al servicio de la comunidad, con el respeto y la
protección de sus derechos, con comportamientos y lenguaje incompatibles con la
grosería, el insulto, la provocación, la ofensa gratuita, la intromisión en la
vida personal y privada de las que hace gala y abuso el señor
ministro, con la hasta ahora benevolencia del Consejo de Ministros, de su
Presidenta y los inquilinos de Palacio de Gobierno; y cuando no, de
algunos parlamentarios oficialistas que disfrazan su mediocridad con
conductas que lindan con la sobonería chabacana y comportamiento de
habitantes de redil.
No es, ni de lejos nuestra intención,
defender a quienes el Ministro ataca, cada uno asumirá su responsabilidad y su
defensa para bien o para mal; el cuestionamiento es a un Ministro de
Estado, a un altísimo representante del gobierno peruano que se ha dado a la tarea
( o se la han dado) de vaciar todo el diccionario en sus contenidos más soeces
e insultantes con quienes tienen la osadía de no concordar con él ni con
sus actos, arrastrando en su cruzada coprolálica y de lumpen esquinero a
personas que nada tienen que hacer con sus odios, con sus resentimientos, su
prejuicios o sus complejos.
Algo que habría que reconocer, sin embargo, es la
tremenda actividad y la rapidez en el manejo del twitter por parte del
Ministro. Su participación se hace a los pocos segundos de producidos los
hechos o las noticias que le interesa comentar o responder. Esto sugiere
que el ministro está delante de una computadora casi las 24 horas del día, o
que cuenta con un equipo dedicado exclusivamente al seguimiento de su vocación
twittera, a buscar y laborar las respuestas y los comentarios.
Ciertamente, esta segunda opción es la más creíble.
Preguntémonos entonces quién forma o provee ese personal, quién los
recluta y paga. Quiénes proveen información, datos o
investigaciones. ¿Será quizá que el Ministro hace uso indebido de los
Servicios de Inteligencia para su guerra de twitters, distorsionando gravemente sus
funciones y convirtiéndolos, como en los mejores tiempos fujimoristas, en
arma de amedrentamiento, de manejo delincuencial de información reservada,
personal y privada; de instrumento de política sucia contra la
oposición y los opositores.
Conocemos muy bien hasta qué extremos llegó la
dictadura. ¿ Habrán mentalidades en el gobierno o sus cercanías,
dispuestas a retomar tales vías?
Otra cosa a lamentar es el silencio, y por lo tanto
complicidad, de Palacio de Gobierno frente a esta conducta. Humala en su
calidad de Jefe de Estado no ha dicho nada.
Menos Nadine Heredia en su función de Presidenta
del Partido Nacionalista, tan locuaces cuando se trata de condenar o criticar a
la oposición y a los reclamos sociales y gremiales.
El caso de la primera ministra merece comentario
aparte. Tratando de aparecer ilustrada, tolerante, democrática y un
poco lavándose las manos repitió una frase de Francoise-Marie Arouet
(Voltaire) : “No comparto lo que dices, pero defenderé tu derecho a decirlo”.
Le faltaron tres palabras: “hasta la muerte” después de “tu derecho”.
Esta famosa y sobreutilizada frase no puede nunca invocarse en el caso
presente.
Voltaire defendía el derecho a exponer
ideas, pensamientos, creencias, argumentos no insultos ni
difamaciones. Al pretender invocar a su manera al gran filósofo francés,
Ana Jara nos quiere decir que “defendería con su vida” el derecho de
Urrestri a insultar y llenar de groserías y agravios al oponente o al presunto
oponente. Obviamente, la Primera Ministra
hace una lectura equivocada, ofensivamente superficial, distorsionada e
interesada de Voltaire. Podría ella recordar también otra frase que
calza bien con lo que sucede: “el agravió es la razón de los que no tienen
razón”. No tiene razón Urrestri.
También Ana Jara agravia a Voltaire, no solo porque
no tiene razón, sino porque pretende aplicar el profundo contenido de las
expresiones de Voltaire a las barbaridades que tienen como protagonista
principal al Ministro del Interior.
Reiteramos una opinión que dimos en columna
anterior, el Ministro Daniel Urretri debe abandonar su cargo. No porque haga
bien o mal al gobierno, por la salud moral del país tan deteriorada y en
crisis.
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