KEIKO: DE PELICULA
Por: Rolando Breña
Cuándo no. El fujimorismo y su lideresa, la
señora Keiko Fujimori, siempre son un inmenso coro repetitivo,
monótono y cansado, de constantes falsificaciones históricas y
voluntarioso olvido del recientísimo pasado en el cual fueron gobierno
dictatorial. Posiblemente, se crea que con sus machaconas insistencias
olvidaremos lo que representa, o los que no fueron testigos presenciales de sus
latrocinios no las conozcan en sus reales esencias.
De una larga entrevista conseguida al diario “El
Correo”, plagada de manidos lugares comunes y asfaltado de superficialidades,
rescatamos tres conceptos que son representativos respecto del gobierno
del Comandante Humala. Lejos, muy lejos de nuestro ánimo está
defender este régimen:
1. Afirma la lideresa que el gobierno tiene “alma
chavista”. Sabrá, supongo, que el alma define a las personas más que lo físico
(ojalá lo supiéramos todos), así también pasa con las instituciones. Está
absolutamente claro de toda claridad, que si de algo carece Humala es
precisamente de cualquier atisbo “chavista”. Su apartamiento y rompimiento con
el presunto “chavismo” no puede ser desconocido sino por marcianos o
propietarios de una ceguera monumental o gentes que no saben donde viven.
Justamente el dejar de lado su programa de “La Gran Transformación” y su
adopción del modelo neoliberal, le abrieron las puertas de sus nuevos aliados y
lo alejaron rudamente de los antiguos. Este es el ABC del periodo y
la coyuntura política, sería increíble que la Sra. Fujimori crea otra
cosa. Lo que hace es finta electoral, mala finta al fin y al cabo que
ningún marcador dejará de advertir. Más bien lo que podría hacer es tomar
debida nota de algo que se niega absurdamente a reconocer: que su
partido tiene “alma fujimontesinista”, que ni el más potente detergente,
desmanchador o legía lo podrán quitar y que se hace más indeleble cada día.
2. Ha denunciado que el Ollantismo “hace reglas con el
interés de perpetuarse en el poder”. Viniendo del partido que viene y de
la representante de Fujimori, francamente esa afirmación, no sabríamos
decir, si es para reír o para llorar. ¿Qué calificativo puede
proporcionarnos el diccionario o el habla popular ante estas expresiones? Es
también una terrible afrenta a nuestra memoria colectiva y un cinismo
político inconmensurable.
Cómo puede creer que hayan pasado al olvido la
patrañas, legicidios, la corrupción, la dictadura, la represión que utilizaron
su padre y Montesinos precisamente para hacer lo que ahora denuncia con
gran soltura de huesos: “el interés de perpetuarse en el poder” ¿No
fueron los gobierno de Alberto Fujimori los que maquinaron toda clase de
maniobras ilegítimas, inmorales, persecutorias, para obligar
sucesivas reelecciones?. Cómo no recordar las famosísimas
“interpretaciones auténticas” que perpetraron en el Congreso, la defenestración
abusiva y violenta de magistrados del Tribunal Constitucional que se atrevieron
a emitir voto contrario a las imposiciones dictatoriales, la represión brutal
contra los ciudadanos que se alzaron en protesta, principalmente el movimiento
estudiantil que fue decisivo para confrontar al Fujimorismo y su abuso de
poder. Resulta, pues, incluso ofensivo, escuchar tamaños reclamos de boca de
quienes tienen menos autoridad para hacerlos.
3. Igualmente, pero más fácilmente identificable, en
su esencia engañosa es cuando dice que el gobierno de Ollanta Humala: “está
manchado por la corrupción”.
Es engañosa no porque no exista corrupción en este
gobierno, sino porque cualquier denuncie al respecto pierde toda
credibilidad, se muestra falaz y demagógica si recordamos los años de gobierno
fujimorista y el por qué sus principales jerarcas, funcionario y
dirigentes se encuentren en prisión, procesados, condenados o fugados.
Aqui viene muy a cuento una antigua conseja popular: “Nos quieren hace
comulgar con ruedas de molino”.
De lo que se trata es que conforme se aproximan las
elecciones nacionales, el neofujimorismo de Fuerza Popular pretende
darse “un baño lustral o “un baño de florecimiento”, añorando
probablemente las visitas de Alberto Fujimori a los brujos de Las
Huaringas para presentarse con vestimentas y afeites nuevos buscando
cautivar engañosamente a las nuevas generaciones de votantes con el objeto
de auparse al gobierno y al poder y reproducir los tiempos que ojala nunca
vuelvan.
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