MUERE LA “LEY PULPIN” – VIVAN LOS JOVENES
Por: Rolando Breña
Ollanta Humala convoca a Legislatura Extraordinaria
para definir la suerte de la legislación sobre el régimen de trabajo juvenil.
No lo hace como consecuencia de alguna vocación democrática o para posibilitar
una mayor discusión y participación, sino, como es fácil constatar, para
procurar alguna salida al entrampamiento en el que está metido, y a la
derrota política de masas que el movimiento juvenil le ha infringido, también
frente a la incapacidad y torpeza de su bancada parlamentaria para manejar esta
situación. Pero, obviamente, la causa central es el autoritarismo gubernamental
con un dispositivo legal que el Ministro de Economía, usurpando y subordinando
a un Ministro de Trabajo dócil e inoperante, impuso.
Para nosotros, lo más importante, lo más
trascendente, es la masiva reacción de los jóvenes, que no requirieron
llamamientos partidarios específicos, ni campañas mediáticas millonarias o las
concebidas y manoseadas argumentaciones de infiltración extremista o
terrorista, para sorprendernos con una extraordinaria respuesta que anuncia que
la juventud está dispuesta, si no encuentra vías democráticas desde el poder y
desde el gobierno, a buscar y encontrar sus propios caminos para ejercer sus
derechos; y en esos caminos, recalar, a la corta o a la larga, en opciones o
militancia política cuando así lo considera.
No nos vengan ahora con las monsergas de “peligro
de politización”, de la “infiltración de los partidos” o las “manipulaciones
del extremismo”. Precisamente, estas acciones son la aparición juvenil en el
escenario político. Y a buena hora. El país, su crisis institucional, su crisis
ética y moral las consecuencias de la hegemonía neoliberal, la crisis
generalizada de los partidos políticos y del movimiento sindical – gremial…
necesita, invoca, la presencia de los jóvenes para renovar, cambiar,
transformar los destinos de la patria. No podemos admitir el llamado hipócrita,
interesado, reaccionario, podrido de “no hacer política”. Al contrario requerimos
a los jóvenes en la política, para barrer las formas inmorales, oportunistas y
corruptas que se han enseñoreado del ejercicio político; además de llamar
severamente la atención a la debilidad, crisis y hasta descomposición de los
partidos políticos.
Bienvenidos los jóvenes. Bienvenido el movimiento
juvenil. Bienvenida su hermosa irrupción en la vida nacional.
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