jueves, 29 de enero de 2015

HUMALA Y LA HAYA

Por: Rolando Breña

El Presidente Humala, al año de cumplirse la sentencia emitida por la Corte Internacional de La Haya, que puso fin a la controversia marítima entre el Perú y Chile, convocó a un evento de conmemoración patriótica.

Bien lo han recordado periodistas y miembros del equipo peruano encargado de defender nuestros intereses en la Corte, éste fue un proceso diplomático y jurídico de alto nivel, por eso llama poderosamente la atención que el acto realizado en la Plaza de Armas o Plaza Mayor, tuviera casi exclusivamente las características de un evento castrense, en la que más que Jefe de Estado el comportamiento de Humala fue la de un Jefe de Regimiento. Tenemos la impresión que hasta hoy el Presidente de la República parece entender que las labores de gobierno y la de Jefatura de Estado, son algo así como una extensión de sus antiguas funciones militares. No debe ser fácil, ciertamente, superar los estilos, formas, lenguaje, usos y costumbres militares. No se pide que los olvide, no sería real ni necesariamente bueno, pero debe darse paso a las normas, formas y responsabilidades de gobernante estatal, que están más allá, mucho más allá de algún Comandante de nuestro Ejército.

Además, darle al aniversario de la Sentencia de La Haya, carácter militar, es estrechar hasta la exageración sus alcances y lanzar un mensaje confuso e incierto a la comunidad nacional e internacional.

Yendo más allá de las formas, estamos convencidos que dar al Fallo de la Corte la naturaleza casi de un símbolo nacional, una victoria aplastante y un reconocimiento absoluto y total de los derechos del Perú, es una evidente desinformación, una distorsión y una exageración. Expresó que es “uno de los legados más trascendentes que los peruanos de este tiempo entregamos a las generaciones futuras”.

Pero sucede que este “legado trascendente”, aunque el canciller y todo el oficialismo digan que se cumplió “con una celeridad notable” y hubo “una ejecución muy rápida” no es así. Recordemos que aún quedan problemas por resolver, precisamente por las actitudes del gobierno chileno aunque haya declarado que “lo acatamos como corresponde a un país respetuoso al derecho”. Allí están los conflictos con el llamado “Triángulo Terrestre” que Chile, a pesar de la sentencia, no reconoce como perteneciente al Perú y ha tenido, no lo olvidemos, conductas provocativas al respecto.

Los agentes peruanos que actuaron en La Haya, reconocen explícitamente que hay temas pendientes. Así lo expresa el ex canciller Eduardo Ferrero. Por su lado José García Belaúnde, también ex canciller y ex agente peruano, declara su esperanza que Chile pueda reconocer la posición peruana. Quedan pues, aún problemas no resueltos.

Por otro lado, es preciso que se aclare que no es verdad que alcanzáramos una victoria inobjetable. El propio Ollanta Humala en la ceremonia que comentamos, reconoce que la Sentencia de La Haya solo alcanza a reconocer el 75% de nuestro reclamo. Es mejor hablar de una victoria parcial importante, pues como es inobjetable, dejamos de recuperar el 25% de nuestro territorio.

Precisamente esa pérdida o no recuperación territorial, ha ocasionado perjuicio importante a sectores de población tacneña, que se ve ahora imposibilitada de continuar con las faenas de pesca que fueron siempre su principal y única fuente de trabajo y de subsistencia.

Este “legado trascendente” ha dejado en la desocupación y la miseria familias que vivían de los frutos del mar que ahora cosecha Chile.

Quizás por ello es que la celebración de este primer aniversario de la sentencia, no concitó la atención ni la participación de los tacneños. Más al contrario, hubo reclamos y protestas, así como denuncias al incumplimiento de compromisos adquiridos por el gobierno de ayuda para superar los problemas que son secuela de la aplicación de la sentencia.


Ollanta Humala anunció en su intervención el envío al Congreso Nacional de un Proyecto de Ley para declarar el 27 de enero, aniversario de la Sentencia, “Día de la Soberanía Marítima”. ¿Realmente este Fallo amerita el establecimiento de una fecha de esta magnitud dentro del Calendario Cívico Nacional? Nos parece una apreciación y una decisión superlativas. No puede objetarse que ese aniversario se inscriba en el Calendario Cívico, que sea necesario recordarlo, entenderlo en todos sus contenidos positivos y negativos en sus alcances y limitaciones. Pero engañarnos a nosotros mismos, enviar a las generaciones futuras tal mensaje distorsionador de una presunta victoria absoluta y sin atenuantes, casi humillante de Chile, no sólo es ajena a la verdad sino elemento artificioso y perturbador, peligroso para nuestra conciencia cívica y nacional.

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