TODOS SOMOS “LA CAUTIVA”
Por: Rolando Breña
Posiblemente por la vorágine de la coyuntura
política y porque no tuvo mucha duración, no hemos calado en toda su magnitud
el frustrado intento de denunciar y procesar por apología terrorista, a quienes
tuvieron algo que ver con la presentación de la obra teatral “La Cautiva”, en
el salón “La Plaza” de Larcomar. No hemos de argumentar que esta obra fue
considerada como la mejor del 2014, tanto en su original e impactante
argumento, como es su puesta de escena. Tampoco que el autor, Luis Alberto
León, la directora Chela de Ferrari y los actores tienen suficiente
reconocimiento y prestigio en el mundo teatral nacional. No es necesario.
Ciertamente, han sido saludables las múltiples
reacciones condenatorias que este despropósito convocó, incluso el Ministerio de
Cultura tuvo un desempeño decente.
Sin embargo, no podemos dejar pasar como si nada
este episodio. No se trata de una simple actitud equivocada o un incidente
menor. A nuestro entender, se trata del desarrollo alarmante de una mentalidad
no solo autoritaria, a la que lamentablemente está acostumbrada nuestra
historia, sino abiertamente intolerante con la libertad de expresión en todas
sus formas, una manera grosera y burda de desconocimiento del espíritu crítico
y de creación libre y democrática. En el fondo, es el desarrollo de tendencias
fascistas que han visto siempre el arte y la cultura como sinónimos de
subversión y resistencia incompatibles con esquemas mentales dictatoriales,
mentalidades pobres de espíritu y colmados de ignorancia.
Con estos hechos, algunos han recordado la famosa
frase atribuida al jerarca Hitlerista Herman Göering: “Cuando oigo la palabra
cultura, hecho mano a mi pistola”; “que según se sabe es una recreación de las
palabras del protagonista de la obra teatral nazi “Schageter” de Hanns Johst:
“En cuanto oigo hablar de cultura quito el seguro a mi browing”.
Abonan nuestra preocupación las posteriores
declaraciones de ciertos personajes públicos. El Ministro del Interior declaro:
“La DIRCOTE (Dirección contra el terrorismo) es muy profesional y tiene derecho
a investigar cualquier cosa”… “Así que no se alboroten”. Pero sí estamos,
tenemos que estar alborotados; pues si pueden investigar cualquier cosa,
entonces nuestras vidas quedan encadenadas a los servicio de represión en lo que
les venga en gana, como les venga en gana y cuando les venga en gana. Seremos
una sociedad regida por la DIRCOTE y a sus investigaciones ceñiremos nuestros
pasos. Recordemos que el Coronel Oscar Arriola Director de la Dircote, expresó
que habían recibido una denuncia anónima sobre el contenido “terrorista” de “La
Cautiva”, se apresuraron a grabarlo e inmediatamente se pusieron a evaluarlo
como AA1. Dijo que no había aun investigación pero si nota informativa secreta.
Entendemos con esto, que estamos a merced de cualquier denuncia anónima y
comedidamente se nos investigará y evaluará como posibles terroristas o
apologistas. Como dice un amigo “Mala señal”.
Una cuestión que merece especial preocupación es la
absurda, lamentable y vergonzosa actuación del señor Julio Galindo procurador
antiterrorista. Su proceder es realmente increíble. Este “Jurista” declaró
primero “voy a denunciar el tema como un hecho terrorista”. Afirmó más tarde
“Esta obra está al filo entre la libertad y la comisión del delito de apología.
No fue un antojo ni un capricho personal”. Lo increíble no son estas
declaraciones sino su vergonzosa confesión que nunca había leído la obra y
nunca asistido a su representación. ¿Cómo es posible que en manos de este tipo
de sujetos pueda estar la posibilidad de terminar denunciados, procesados y
encerrados en una prisión?. Es la ignorancia, la irresponsabilidad, la
estupidez andando. No hay palabras para definir esta desvergüenza. Por eso
acudimos al genio de don Francisco de Quevedo y Villegas para robarle unos
versos:
“¿Por qué de lo que no has visto
Hablas como Papagayo?”
“Dicenme tienes por lengua
una tripa entre los labios,
viendo que hablas con ella
ventosidades todo el año.
Y para adelante digo
que te enmiendes de tus cargos,
y pues eres maní corto,
no seas tan lengüilargo”.
El Ministro Urresti tuvo palabras inaceptables. Por
un lado aconsejó “hay que voltear la página”. Justamente no podemos ni debemos
“voltear la página”. Hay que recordarlo como muestra de lo que se quiso hacer y
como prevención de lo que se puede venir. Dijo más el Ministro. Con
chabacanería y patanería incomparables, dirigiéndose a quienes quiso acusar de
terrorismo les endilgó “han salido ganando”, dando a entender que debieran
agradecerle pues gracias a él consiguieron propaganda para la obra y
posiblemente más presentaciones, más ganancias. Si será.
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