jueves, 22 de enero de 2015

TODOS SOMOS “LA CAUTIVA”
Por: Rolando Breña

Posiblemente por la vorágine de la coyuntura política y porque no tuvo mucha duración, no hemos calado en toda su magnitud el frustrado intento de denunciar y procesar por apología terrorista, a quienes tuvieron algo que ver con la presentación de la obra teatral “La Cautiva”, en el salón “La Plaza” de Larcomar. No hemos de argumentar que esta obra fue considerada como la mejor del 2014, tanto en su original e impactante argumento, como es su puesta de escena. Tampoco que el autor, Luis Alberto León, la directora Chela de Ferrari y los actores tienen suficiente reconocimiento y prestigio en el mundo teatral nacional. No es necesario.
Ciertamente, han sido saludables las múltiples reacciones condenatorias que este despropósito convocó, incluso el Ministerio de Cultura tuvo un desempeño decente.
Sin embargo, no podemos dejar pasar como si nada este episodio. No se trata de una simple actitud equivocada o un incidente menor. A nuestro entender, se trata del desarrollo alarmante de una mentalidad no solo autoritaria, a la que lamentablemente está acostumbrada nuestra historia, sino abiertamente intolerante con la libertad de expresión en todas sus formas, una manera grosera y burda de desconocimiento del espíritu crítico y de creación libre y democrática. En el fondo, es el desarrollo de tendencias fascistas que han visto siempre el arte y la cultura como sinónimos de subversión y resistencia incompatibles con esquemas mentales dictatoriales, mentalidades  pobres de espíritu y colmados de ignorancia.
Con estos hechos, algunos han recordado la famosa frase atribuida al jerarca Hitlerista Herman Göering: “Cuando oigo la palabra cultura, hecho mano a mi pistola”; “que según se sabe es una recreación de las palabras del protagonista de la obra teatral nazi “Schageter” de Hanns Johst: “En cuanto oigo hablar de cultura quito el seguro a mi browing”.
Abonan nuestra preocupación las posteriores declaraciones de ciertos personajes públicos. El Ministro del Interior declaro: “La DIRCOTE (Dirección contra el terrorismo) es muy profesional y tiene derecho a investigar cualquier cosa”… “Así que no se alboroten”. Pero sí estamos, tenemos que estar alborotados; pues si pueden investigar cualquier cosa, entonces nuestras vidas quedan encadenadas a los servicio de represión en lo que les venga en gana, como les venga en gana y cuando les venga en gana. Seremos una sociedad regida por la DIRCOTE y a sus investigaciones ceñiremos nuestros pasos. Recordemos que el Coronel Oscar Arriola Director de la Dircote, expresó que habían recibido una denuncia anónima sobre el contenido “terrorista” de “La Cautiva”, se apresuraron a grabarlo e inmediatamente se pusieron a evaluarlo como AA1. Dijo que no había aun investigación pero si nota informativa secreta. Entendemos con esto, que estamos a merced de cualquier denuncia anónima y comedidamente se nos investigará y evaluará como posibles terroristas o apologistas. Como dice un amigo “Mala señal”.
Una cuestión que merece especial preocupación es la absurda, lamentable y vergonzosa actuación del señor Julio Galindo procurador antiterrorista. Su proceder es realmente increíble. Este “Jurista” declaró primero “voy a denunciar el tema como un hecho terrorista”. Afirmó más tarde “Esta obra está al filo entre la libertad y la comisión del delito de apología. No fue un antojo ni un capricho personal”. Lo increíble no son estas declaraciones sino su vergonzosa confesión que nunca había leído la obra y nunca asistido a su representación. ¿Cómo es posible que en manos de este tipo de sujetos pueda estar la posibilidad de terminar denunciados, procesados y encerrados en una prisión?. Es la ignorancia, la irresponsabilidad, la estupidez andando. No hay palabras para definir esta desvergüenza. Por eso acudimos al genio de don Francisco de Quevedo y Villegas para robarle unos versos:
“¿Por qué de lo que no has visto
Hablas como Papagayo?”
“Dicenme tienes por lengua
una tripa entre los labios,
viendo que hablas con ella
ventosidades todo el año.
Y para adelante digo
que te enmiendes de tus cargos,
y pues eres maní corto,
no seas tan lengüilargo”.


El Ministro Urresti tuvo palabras inaceptables. Por un lado aconsejó “hay que voltear la página”. Justamente no podemos ni debemos “voltear la página”. Hay que recordarlo como muestra de lo que se quiso hacer y como prevención de lo que se puede venir. Dijo más el Ministro. Con chabacanería y patanería incomparables, dirigiéndose a quienes quiso acusar de terrorismo les endilgó “han salido ganando”, dando a entender que debieran agradecerle pues gracias a él consiguieron propaganda para la obra y posiblemente más presentaciones, más ganancias. Si será.

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