jueves, 17 de noviembre de 2016

Bandera roja con la hoz y el martillo y el incendio en Larcomar: ¿El montesinismo en acción?

Jaime Antezana Rivera.
El hallazgo de una bandera roja con la hoz y el martillo en un distrito popular de Lima y el incendio en Larcomar, Miraflores, que ha dejado cuatro muertos y varias personas desaparecidas, precisamente cuando se inaugura el Foro de APEC, que reúne a cancilleres y ministros de Comercio Exterior de las 21 economías líderes del Asia-Pacífico, parece cubrirse de un tufillo montesinista.
Al referirnos al tufillo montesinista no quiere decir que operadores del ex SIN hayan estado detrás del incendio en esa zona nuclear de las clases medias y altas de Lima. De ninguna manera. A lo que nos referimos, aunque se tiene que investigar profundamente las causas del incendio, es que ese incendio encaja con el objetivo del montesinismo: presentar al terrorismo como presunto autor de ese hecho trágico.
¿A quién le interesa proyectar ante la comunidad nacional e internacional la imagen de un país con un terrorismo activo o volviendo a actuar e inseguro? Al par inescrutable del fujimorismo: al montesinismo. Ahí se encuentran y entrelazan. Esa ha sido la lógica en que, en múltiples circunstancias y contra los hechos, se ha desenvuelto el fujimontesinismo a lo largo de los últimos 15 años.
El incendio de la sede del Banco de la Nación perpetrado por el montesinismo en el vértice del SIN el año 2000, donde los costos de vidas humanas sirvieron al objetivo de mantenerse en el poder fue el acto emblemático del montesinismo. El objetivo: responsabilizar a la oposición política de ese hecho para descalificarla ante la opinión pública. En ese sentido, a priori, no se puede descartar nada.
¿Que buscan con ello? Crear las condiciones psicológicas y políticas para presentar al fujimorismo, no importa que haya una división en su seno en curso, como una alternativa frente al caos y el terror. No importa que los terroristas hayan dejado las armas hace 25 años. Para eso está el montesinismo: para crear un terrorismo artificial, con coches bombas y torres de alta tensión destruidas invisibles, en la psique colectiva.
Desde esa lógica, todo vale para regresar al poder. Si fuera necesario crear un senderismo retomando las armas, lo harán. ¿Acaso se olvidan que la congresista Karina Beteta, hace varias semanas, presento un volante apócrifo en el que SL llamaba a retomar las armas? Todavía no hemos visto todo lo que es capaz de hacer el fujimontesinismo para lograr ese objetivo.

En este singular contexto, esto hay que decirlo claramente, la disputa por el gobierno el 2021 ha empezado. Y, como no podía ser de otra manera, el narcotráfico lo ha entendido así. Dos de sus candidatos, con muchos regalos y dulces, ya están en campaña. Tener un terrorismo activo y sobre el país servirá para tapar el lavado de activos que ya empezó.

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