Por Fredy León
A mis amigos de Patria Roja, siento
haberles perturbado su tranquilidad. No se preocupen, no habrá unidad. El
discurso pronunciado por Moreno en el acto del 88 aniversario de la fundación
del PC fue otro desliz, su llamado a la unidad de los comunistas, simples
palabras al viento.
En el PC y PR son más fuertes
los sentimientos sectarios y demasiado débiles e imperceptibles los actos de
grandeza. La patria nos queda demasiado grande y lejana. Las palabras de Mariátegui,
un azote en nuestras conciencias “un proletario sin más ideal que la reducción
de las horas de trabajo y un aumento de los centavos del salario, no será nunca
capaz de una empresa histórica.”
Para el PC y PR es más que
suficiente controlar burocráticamente la CGTP o vivir cómodamente de la derrama
magisterial. ¿Para qué aventurarse por caminos peligrosos cuando llevamos una
vida tranquila?
Para una obra histórica
necesitamos líderes visionarios. Nosotros solo hemos producido pequeños
pigmeos, ocupados en luchar por sobrevivir y sin mayores ambiciones por hacer
historia.
Que fuerte deben sonar a oídos
de muchos las palabras de Engels “De los hombres que echaron los cimientos del
actual dominio de la burguesía podrá decirse lo que se quiera, pero, en ningún
modo, que pecasen de limitación burguesa (…) Lo que más caracterizaba a dichos
héroes era que casi todos ellos vivían plenamente los intereses de su tiempo,
participaban de manera activa en la lucha práctica, se sumaban a un partido u
otro y luchaban, unos con la palabra y la pluma, otros con la espada y otros
con ambas cosas a la vez. De aquí la plenitud y la fuerza de carácter que les
daba tanta entereza.” (Introducción a la dialéctica de la naturaleza)
Pero ahora no hay necesidad que
agitemos las aguas ahí donde reina la calma eterna.
Si el trasero de Moreno ha
resistido 50 años sentado en el mismo sillón ¿qué importa unos años más?
Si mis ex camaradas del PC han
contemplado impasivos cómo en la última década un personaje preocupado en
mirarse los talones ha destruido el partido de Mariátegui ¿qué importa
prolongar esa agonía y volver a reelegirlo?
Os dejo con vuestra
tranquilidad. Sé que la batalla por la unidad de los comunistas peruanos es una
batalla perdida. No habrá tal unidad. Ahora para ser militante se exige tener
“una cabeza fría, un corazón insensible y una disposición cobarde.”
Y el futuro nunca será destino
de los cobardes.
Pero no todo está perdido. Felizmente
ha surgido un nuevo liderazgo que se ha atrevido a navegar en medio de la
tempestad, que ha recogido las banderas de lucha de nuestro pueblo y que nos ha
devuelto la esperanza de que sí se puede derrotar a la derecha neoliberal y
construir un país de justicia, solidaridad y bienestar.
Es un liderazgo que no ha
nacido de una asamblea de 50 militantes, sino que ha tenido la audacia de
romper con los viejos moldes de la política de salón y desafiar a los espíritus
sectarios.
Sé que el camino es largo y
difícil, pero cuando uno se ha echado a andar, solo importa llegar a la meta. Y
creo, estoy convencido que con el liderazgo de Verónica llegaremos más temprano
que tarde a nuestra meta.
Y ojalá en ese andar, los
camaradas militantes del PC y PR, no se queden a la vera del camino,
contemplando la lucha y el esfuerzo de otros actores políticos que sí se
atrevieron a hacer lo que las dirigencias PC y PR no pudieron o no quisieron
realizar.
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