“Trumpista internacional”
Por:
Segundo Matta Colunche
El pasado 08 de noviembre, el pueblo
norteamericano eligió a Donald Trump como su presidente. En elecciones reñidas,
el magnate se hizo con la presidencia del país más poderoso del mundo. Trump
obtuvo el 47,8% de los sufragios, o poco más de 58 millones de votos, contra un
47,4% para Clinton. En el Colegio Electoral, el órgano que elige al presidente,
Trump obtenía 279 votos, nueve más de la mayoría de 270 necesarios para
capturar la Casa Blanca.
Pronósticos y celebraciones por
anticipado de una posible victoria de Hillary Clinton, ha repercutido en la
credibilidad de los grandes medios de comunicación y empresas encuestadoras.
Ahora, los monopolios mediáticos y las direccionadas encuestadoras pasan por
momentos difíciles. Ya casi nadie cree en ellos. Han perdido en la cancha.
La elección de Trump no solo ha
generado reacción en la mitad de estadounidenses, sino también, en varios
gobiernos del orbe. La mayoría de latinoamericanos, europeos y asiáticos
consideran un peligro para la paz y la seguridad mundial. El falso nacionalismo
que propugna podría avasallar libertades de los pueblos y acuerdos
internacionales. No se descarta nuevos conflictos cuando el magnate empiece a
expulsar a 3 millones de inmigrantes, entre ellos, muchos hermanos peruanos.
Empero, la vuelta a la discriminación
entre blancos y criollos podría quedar pequeño, cuando el multimillonario no
acepte controlar las emisiones de CO2, siendo EE.UU., el segundo país
contaminante del mundo (15%). Él (Trump), anuncia la reapertura de minas de
carbón y fábricas a gran escala sin mediar estándares internacionales. Todo un
desafío para quienes hacen esfuerzos por proteger la tierra del aumento de las
emisiones. A Trump y la extrema derecha norteamericana no le importa que el 80%
de los procesos ecológicos ya se hayan visto afectados por el calentamiento
global.
La realidad del planeta podría cambiar
para bien o para mal. Estamos ante un desafío sin precedentes de los últimos
tiempos. Trump ya tiene aliados. Entre ellos, el derechista Nigel Farage, que
impulsó el Brexit, la salida de Reino Unido de la UE. “En Francia
el lepenismo, que históricamente ha cultivado el sentimiento
antiamericano, tiende puentes con el trumpismo. Y el entorno mediático de
Trump prepara su expansión a Europa”, publica el diario El País en su portada
de hoy.
El “trumpismo internacional” también
podría repercutir en Perú. Sin lugar a dudas, nuestros compatriotas tendrán que
pensarlo dos veces antes viajar al país de Tío Sam. Las barreras comerciales ya
están al acecho con el falso nacionalismo del magnate. Los muros de la
vergüenza no solo se construirán entre las fronteras de México y EE.UU, sino
también, en los lazos comerciales binacionales entre ambos países.
Trump es el “cuco” moderno, el
“diablo” en persona, la llegada del apocalipsis dicen sus enemigos. Sin
embargo, las elecciones en EE.UU. nos han dado una lección. La guerra sucia,
los medios de comunicación, las dinastías tradicionales, las élites naturales
ya no definen nada. La realidad es universal. El pueblo quiere innovación,
novedad, y con algunas excepciones, propuestas y alternativas de solución. El
marketing político tiende a vender un producto. Y si ella sintoniza con el
electorado, con su realidad, con la superación de las mayorías; allí podría
estar el triunfo. Trump, fue la otra cara de la política tradicional
norteamericana. Rompió con demócratas y republicanos. Criticó cínicamente al
poder económico como si representara lo contrario. En fin, el falso
nacionalismo tendrá que dirigir el país más poderoso del mundo.
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