DERECHO DE PISO
Por: Rolando
Breña
Algunas
frases infelices se han hecho famosas esta última semana, en ocasión del “Nuevo
Régimen Laboral para Jóvenes”.
La
renunciante presidenta de la Comisión de Trabajo del Congreso, Martha Chávez,
dijo: “si no tienen nada, qué les estamos quitando”. En otras palabras, en
lugar de nada, recojan cualquier miseria que les podamos arrojar.
El ministro
de Trabajo ha elogiado la norma como una “opción de vida”. No sabe lo que dice.
Nadie va a optar por este sistema como una opción de vida, quizás como una
forma para no morirse miserablemente de hambre.
El ministro
de Economía dice que es “un experimento”. ¿Puede experimentarse tan cruelmente
con las necesidades de los jóvenes? ¿Y si el experimento no resulta? Suponemos
que se encogerá de hombros y dirá “así es la vida”. Si el cobayo sobrevive,
bien, y si se muere, pues mala suerte.
PPK, quizás
en delirium tremens, planteó su extensión hasta los 30 años. Hoy nos cuenta que
no había leído la ley, que “había metido la pata”, que debe derogarse.
De manera
agresiva y prepotente, el Jefe del Gabinete del Ministerio de Economía,
lanzacomo una amenaza, “¿qué quieren seguir desempleados o este sistema?” Es un
malcriado y evidente reto abusivo: lo toman o lo dejan; si no lo quieren, sigan
en la miseria y el hambre.
El Presidente
de la República y su esposa han asumido esta defensa y han añadido frases:
“que no se haga politiquería barata con el problema de los jóvenes”. Cuando
justamente quien hace tal cosa es precisamente esta Ley, que juega
irresponsablemente con la desesperación de jóvenes desempleados, obligándolos a
aceptar condiciones lesivas a su dignidad, a los derechos laborales, a los
principios y decisiones de la OIT.
Esto es más
ostensible cuando, habiendo la ley despertado reacción negativa de los jóvenes
y la deserción general de quienes la apoyaron, en lugar de responder con
diálogo o escuchar los reclamos, responden reafirmando de que no habrá ningún
retroceso.
Pero la frase
que corona todo es: “tienen que pagar el derecho de piso”. No necesita
comentarios. Los jóvenes tienen que sufrir para alcanzar un empleo indigno y
precario.
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