viernes, 19 de diciembre de 2014

NADA LE SALE BIEN
Por: Rolando Breña

Se produjo un milagro al estilo del “Santo de la Escoba”. El gobierno logró reunir en una sola oposición alrededor del ya tristemente famoso “Nuevo Régimen Laboral para los Jóvenes”,  a perros, gatos, pericotes y algunos más. Claro, todos los opositores no tienen las mismas motivaciones. Unos lo hacemos por principio, por la dignidad de trabajadores jóvenes, el respeto a sus derechos humanos, constitucionales y legales.
El gobierno agobiado por el cúmulo de problema que lo van arrinconando, y procurando encontrar alguna salida de impacto dentro de la opinión pública, posiblemente pensó que su medida laboral para los jóvenes le permitiría encontrar algún apoyo popular y descolocar las críticas opositoras, por lo menos, pasajeramente.
Las cosas no resultan de acuerdo a los estrategas y tácticos de Palacio de Gobierno ni de las cada vez  más raleadas huestes nacionalistas. Para empezar, tropezó con la indignada reacción de los propios jóvenes, para quienes estaban destinados los “beneficios” del nuevo régimen. Prácticamente no hay organización juvenil que no la rechace y hoy jueves tuvo lugar una masiva manifestación desde la plaza Sana Martin.
En rápida reacción, las principales centrales sindicales (CGTP, CUT, CTP) que participan de orientaciones distintas, se apresuraron a condenar el dispositivo legal pidiendo su derogatoria. El SUTEP y otros organismos sindicales y populares y, en primera línea, la Federación de Estudiante del Perú.
Las organizaciones juveniles de todos los partidos políticos también han coincidido en llamar a luchar, y van en camino de constituir un frente o coordinadora nacional para echar abajo la Ley.
Como anticipábamos en nuestra columna de ayer, incluso sus más fervorosos promotores y propagandistas, no solamente se desmarcan, sino en actitudes radicales plantean su derogatoria o su suspensión. Ya numerosos congresistas promueven proyectos de Ley derogatorios y acciones de inconstitucionalidad.
Es sorprendente que, apenas algunas horas después de conocida la Ley, haya concitado tanto repudio y haya unido a tantas gentes, partidos, organizaciones gremiales, instituciones, personalidades.
Ya los coletazos de la indignación juvenil empiezan a cobrar las primeras bajas y los primeros arrepentimientos. La congresista Marta Chávez, principal firmante del dictamen favorable y autora de la ya célebre frase: “si no tienen nada, qué les estamos quitando”, sufrió un inmenso jalón de orejas de Keiko Fujimori, propietaria del Partido que reivindica a su padre, y se vio obligada a renunciar a la Presidencia de la Comisión de Trabajo del Congreso. Ycuándo no, el pragmatismo fujimorista levanta ahora la tesis de la derogatoria.
De igual manera el peruano-norteamericano PPK, que inicialmente rindiera caluroso saludo a la norma a través de su tuit, ahora pretende endilgarnos la tesis de que sus palabras fueron distorsionadas y hoy es también entusiasta gonfalonero de la “anulación”.
Se entiende que estos cambios de actitud no obedecen sino a cálculos electorales. El voto joven es el mayoritario del Perú, y como ya calientan aceleradamente los motores para el 2016, no resulta rentable política ni electoralmente crearse contradicciones con los jóvenes, aunque eso signifique ostensible cambio de opinión, o mejor dicho, es bueno disfrazarse de cuando en cuando.
Son curiosas realmente algunas argumentaciones que defienden este régimen laboral. Posiblemente, tomados por sorpresa por el masivo repudio y son ahora abandonados por sus infieles aliados en este entuerto, ensayan algunas salidas de antología.
El ministro de trabajo Freddy Otárola nos ha enseñado que este régimen laboral “es para los que no tienen absolutamente nada”. Por supuesto Sr. Ministro, nadie creería que es “para los que lo tienen todo”. Es para los “calatos”. Y como es para ellos, cualquier cosa es buena. ¿No es así amigo Freddy?
Sin embargo el ministro va más allá, al infinito. Filosóficamente nos orienta y sentencia que lo que quiere el gobierno “es darle una opción de vida al joven que no tiene nada”. Supongo que nuestro ministro sabrá, o por lo menos adivinará que cuando alguien, joven o no, se inscribe en una opción de vida, es para siempre o, cuando menos, al optar, así lo piensa. Si para Freddy Otárola el nuevo régimen laboral para los jóvenes, “en una opción de vida”, los está condenando a permanecer allí para siempre. Nadie renuncia fácilmente a una opción de vida. Además, las opciones de vida se escogen sabiendo o deseando, que es lo mejor que puedehacerse, y las mejores perspectivas y las mejores ilusiones. Alo planteado por el gobierno, los jóvenes que vayan lo harán no voluntariamente si no arrastrados por sus necesidades. No lo harán como una opción de vida sino como una forma miserable de ayudarse, sabiendo que no es lo mejor que pueden hacer, que no son las mejores perspectivas, que no están sus mejores ilusiones. Si de veras fuera una opción de vida, esperamos que los hijos de todos los oficialistas y sus amigos vayan a enrodarse entusiastamente.

También el Presidente de la Republica nos regala algunas joyas. Nos dice que “no es para jóvenes con estudios”. Nos quiere indicar que están prohibidos de postular jóvenes estudiantes con necesidades económicas y jóvenes egresados de institutos y academias. Inexplicable. Asimismo, en el colmo de lo candoroso, nos aclara que “es un mecanismo voluntario, no obligatorio”. Claro pues. ¿Cómo una oferta de empleo puede ser obligatoria? O es que el presidente de la república, añorando las levas y los reclutamientos forzosos, pensó en algún momento que su política laboral juvenil podía ser obligatoria y arrear a los jóvenes con hato de ovejas.  

No hay comentarios.:

Publicar un comentario