NADA LE SALE BIEN
Por: Rolando Breña
Se produjo un milagro al
estilo del “Santo de la Escoba”. El gobierno logró reunir en una sola oposición
alrededor del ya tristemente famoso “Nuevo Régimen Laboral para los
Jóvenes”, a perros, gatos, pericotes y algunos más. Claro, todos los
opositores no tienen las mismas motivaciones. Unos lo hacemos por principio,
por la dignidad de trabajadores jóvenes, el respeto a sus derechos humanos,
constitucionales y legales.
El gobierno agobiado por el
cúmulo de problema que lo van arrinconando, y procurando encontrar alguna
salida de impacto dentro de la opinión pública, posiblemente pensó que su
medida laboral para los jóvenes le permitiría encontrar algún apoyo popular y
descolocar las críticas opositoras, por lo menos, pasajeramente.
Las cosas no resultan de acuerdo
a los estrategas y tácticos de Palacio de Gobierno ni de las cada vez más
raleadas huestes nacionalistas. Para empezar, tropezó con la indignada reacción
de los propios jóvenes, para quienes estaban destinados los “beneficios” del
nuevo régimen. Prácticamente no hay organización juvenil que no la rechace y
hoy jueves tuvo lugar una masiva manifestación desde la plaza Sana Martin.
En rápida reacción, las
principales centrales sindicales (CGTP, CUT, CTP) que participan de
orientaciones distintas, se apresuraron a condenar el dispositivo legal
pidiendo su derogatoria. El SUTEP y otros organismos sindicales y populares y,
en primera línea, la Federación de Estudiante del Perú.
Las organizaciones juveniles
de todos los partidos políticos también han coincidido en llamar a luchar, y
van en camino de constituir un frente o coordinadora nacional para echar abajo
la Ley.
Como anticipábamos en nuestra
columna de ayer, incluso sus más fervorosos promotores y propagandistas, no
solamente se desmarcan, sino en actitudes radicales plantean su derogatoria o
su suspensión. Ya numerosos congresistas promueven proyectos de Ley
derogatorios y acciones de inconstitucionalidad.
Es sorprendente que, apenas
algunas horas después de conocida la Ley, haya concitado tanto repudio y haya
unido a tantas gentes, partidos, organizaciones gremiales, instituciones,
personalidades.
Ya los coletazos de la
indignación juvenil empiezan a cobrar las primeras bajas y los primeros
arrepentimientos. La congresista Marta Chávez, principal firmante del dictamen
favorable y autora de la ya célebre frase: “si no tienen nada, qué les estamos
quitando”, sufrió un inmenso jalón de orejas de Keiko Fujimori, propietaria del
Partido que reivindica a su padre, y se vio obligada a renunciar a la Presidencia
de la Comisión de Trabajo del Congreso. Ycuándo no, el pragmatismo fujimorista
levanta ahora la tesis de la derogatoria.
De igual manera el
peruano-norteamericano PPK, que inicialmente rindiera caluroso saludo a la
norma a través de su tuit, ahora pretende endilgarnos la tesis de que sus
palabras fueron distorsionadas y hoy es también entusiasta gonfalonero de la
“anulación”.
Se entiende que estos cambios
de actitud no obedecen sino a cálculos electorales. El voto joven es el
mayoritario del Perú, y como ya calientan aceleradamente los motores para el
2016, no resulta rentable política ni electoralmente crearse contradicciones
con los jóvenes, aunque eso signifique ostensible cambio de opinión, o mejor
dicho, es bueno disfrazarse de cuando en cuando.
Son curiosas realmente algunas
argumentaciones que defienden este régimen laboral. Posiblemente, tomados por
sorpresa por el masivo repudio y son ahora abandonados por sus infieles aliados
en este entuerto, ensayan algunas salidas de antología.
El ministro de trabajo Freddy
Otárola nos ha enseñado que este régimen laboral “es para los que no tienen
absolutamente nada”. Por supuesto Sr. Ministro, nadie creería que es “para los
que lo tienen todo”. Es para los “calatos”. Y como es para ellos, cualquier
cosa es buena. ¿No es así amigo Freddy?
Sin embargo el ministro va más
allá, al infinito. Filosóficamente nos orienta y sentencia que lo que quiere el
gobierno “es darle una opción de vida al joven que no tiene nada”. Supongo que
nuestro ministro sabrá, o por lo menos adivinará que cuando alguien, joven o
no, se inscribe en una opción de vida, es para siempre o, cuando menos, al
optar, así lo piensa. Si para Freddy Otárola el nuevo régimen laboral para los
jóvenes, “en una opción de vida”, los está condenando a permanecer allí para
siempre. Nadie renuncia fácilmente a una opción de vida. Además, las opciones
de vida se escogen sabiendo o deseando, que es lo mejor que puedehacerse, y las
mejores perspectivas y las mejores ilusiones. Alo planteado por el gobierno, los
jóvenes que vayan lo harán no voluntariamente si no arrastrados por sus
necesidades. No lo harán como una opción de vida sino como una forma miserable
de ayudarse, sabiendo que no es lo mejor que pueden hacer, que no son las
mejores perspectivas, que no están sus mejores ilusiones. Si de veras fuera una
opción de vida, esperamos que los hijos de todos los oficialistas y sus amigos
vayan a enrodarse entusiastamente.
También el Presidente de la
Republica nos regala algunas joyas. Nos dice que “no es para jóvenes con
estudios”. Nos quiere indicar que están prohibidos de postular jóvenes
estudiantes con necesidades económicas y jóvenes egresados de institutos y
academias. Inexplicable. Asimismo, en el colmo de lo candoroso, nos aclara que
“es un mecanismo voluntario, no obligatorio”. Claro pues. ¿Cómo una oferta de
empleo puede ser obligatoria? O es que el presidente de la república, añorando
las levas y los reclutamientos forzosos, pensó en algún momento que su política
laboral juvenil podía ser obligatoria y arrear a los
jóvenes con hato de ovejas.
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