Entre “Tony Montana” y Otárola
Rolando Breña Pantoja
Realmente espeluznante. Mientras la vida de
los peruanos se mueve entre las incertidumbres económico-sociales y el temor de
la inseguridad, cierta prensa prácticamente ha convertido a Gerald Oropeza en
una especie de ícono de una forma de vida ciertamente ligada al delito, a la
violencia y al crimen, pero con tanta referencia casi reverencial a sus
millones, lujos, mujeres, autos, joyas, casas, vacaciones, etc., que en el
lugar de aparecer como indeseable o mal ejemplo, se presenta ante los ojos de
millones de jóvenes en la carencia, las necesidades, la crisis de valores y la
descomposición social, casi como un camino deseable. Si muchos adolescentes
arriesgan su vida y su libertad en pequeñas fechorías hasta el asalto o el
sicariato, una vida con los lujos de Oropeza es toda una tentación.
Cómo se
deleita la prensa al presentar la vida y la personalidad del “Tony Montana”
peruano. Hasta parece mostrar algún tufillo de envidia. No se crean ni existen
ídolos, reales o artificiales, solamente en lo bueno o para el bien, también
los hay en lo malo y para lo malo, más aún en una sociedad atravesada por
tantos problemas y en un mundo donde los valores casi son arrinconados como
obstáculos para el exitismo pragmático, el utilitarismo inmoral o amoral, el
individualismo egoísta, donde funestos ejemplos vienen y van desde y entre las
más altas instituciones de nuestra sufrida democracia.
Por
otro lado, Fredy Otárola, congresista, exministro de Trabajo, fugaz ministro de
Justicia, nos regala una frase de antología, de amenaza, de chantaje, de
desinformación o, lo que es lo más probable, de pura pirotecnia verbal bamba.
Dice que si el Congreso no aprueba la delegación de facultades anunciada por el
Premier, Ollanta Humala podría disolver el Congreso.
Sobre
esto no hay mucho por decir. Ni los directamente interesados debieran perder el
sueño. Es, a nuestro entender, una amnesia voluntaria de la ley y la
Constitución, que por profesión y cargo las debería conocer de sobra. Si no es
así, matricularse en un curso acelerado. Es asimismo una bravata y un disparo
al aire con balas de salva, y resulta también un distractivo de medio pelo.árola, congresista, exministro de Trabajo, fugaz ministro de
Justicia, nos regala una frase de antología, de amenaza, de chantaje, de
desinformación o, lo que es lo más probable, de pura pirotecnia verbal bamba.
Dice que si el Congreso no aprueba la delegación de facultades anunciada por el
Premier, Ollanta Humala podría disolver el Congreso.
Sobre
esto no hay mucho por decir. Ni los directamente interesados debieran perder el
sueño. Es, a nuestro entender, una amnesia voluntaria de la ley y la
Constitución, que por profesión y cargo las debería conocer de sobra. Si no es
así, matricularse en un curso acelerado. Es asimismo una bravata y un disparo
al aire con balas de salva, y resulta también un distractivo de medio pelo.
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