DIÁLOGO O ZAFARRANCHO
Por: Rolando Breña
El gobierno ha concretado su convocatoria al diálogo para este
lunes 9. La principal novedad planteada, como garantía de seriedad y
cumplimiento de los posibles acuerdos, por algunas agrupaciones políticas, es
la participación del Presidente de la República, no sabemos aún si de manera
permanente o solo en la instalación.
Como lo anticipamos, casi nada está claro todavía y los convocados y
convocantes no están de acuerdo ni siquiera en la asistencia, menos en los
contenidos o agenda. Y de acuerdo a lo que se conoce sobre la reacción de las
agrupaciones políticas, las ausencias serán bastante notorias y entre los
posibles asistentes también existen gruesas contradicciones y diferencia de
perspectivas.
Por lo pronto, Fuerza Popular y el Apra negaron su participación. Para
el partido de Alan García, el diálogo solo es una especie de “lavado de rostro”
y condicionan su asistencia a la “remoción del Gabinete Ministerial”. Pero no
sabemos qué significa realmente “remoción”, si el cambio completo del
Consejo de Ministros, incluida la de la Presidenta, que sería su significado
más directo, o solo la salida de los ministros más cuestionados como algunas de
las declaraciones de sus parlamentarios lo dan a entender. Alegan que “no
existen condiciones para dialogar”. Pero contradictoriamente plantearse que no
sea Ana Jara la que convoque el diálogo, porque su autoridad está mellada y su
credibilidad debilitada, sino el propio Presidente de la República. Con lo cual
no sabemos realmente a qué atenernos, pues si se accediera a que Humala sea el
convocante ¿habrían cambiado o mejorado “las condiciones para dialogar” y
que no sería necesario, por lo menos para asistir la “remoción del Gabinete
Ministerial”?
Por su parte, keiko Fujimori, propietaria del movimiento
fujimorista, ha hecho llegar a Ollanta Humala una carta solicitando una
entrevista personal y privada sobre tópicos que se desconocen así como los
planteamientos que llevaría a la cita entre los dos. Precisamente,
tomando como argumento esta comunicación, Fuerza Popular adelantó su no
concurrencia hasta que Humala no responda afirmativamente.
Lo que llama la atención ocasionando un sin fin de especulaciones, es la
solicitud de una reunión estrictamente personal entre Ollanta y Keiko Fujimori.
No pueden haber agendas solamente bilaterales ni compromisos particulares
en torno a la crisis existente al margen de las otras fuerzas políticas, salvo
que el fujimorismo pretenda una relación privilegiada con objetivos que se
desconocen o presionar al gobierno aprovechando su debilidad y que el
fujimorismo es ahora la primera minoría parlamentaria, por lo que sus votos se
tornan necesarios para cualquier iniciativa legal o control político y
fiscalización.
Hoy cualquier cosa es posible esperar pues al fujimorismo y al nacionalismo
el pragmatismo y el utilitarismo más ramplones les salen por todos los poros.
Por su lado Acción Popular tilda las posiciones apristas y fujimoristas
de “actitudes infantiles”, acudirá al diálogo, pero inmediatamente plantea la
necesidad de “oxigenar el Gabinete”. ¿Qué nos quieren decir con oxigenar?
¿Antes o después o en el transcurso? Tampoco parece que lo supiera.
Por lo demás, cada una tiene su propia agenda y sus propias exigencias
particulares. La Presidenta del Consejo de Ministros sintetiza la presunta
agenda en: Problemática nacional (que es todo y es nada al mismo tiempo) y la
posibilidad de cambios ministeriales, que podrían llevar a largas discusiones
sobre quiénes y cuándo.
Por otro lado, Ana Jara ha convocado también a “todas las fuerzas vivas”
del país. El problema es saber qué entiende exactamente el gobierno con este
llamado que se complementa con “todos tenemos una voz que debe ser escuchada”,
que comentábamos ayer. El problema es saber quiénes son “todos”. Se nos ocurre
inmediatamente y con toda razón el conjunto de agrupaciones y movimientos
políticos inscritos o no en el ROP, los movimientos y frentes regionales, los
gremios y los sindicatos, los colegios profesionales, las Rondas Campesinas,
los gobiernos regionales y locales, las universidades, las comunidades
campesinas y los pueblos originarios o comunidades nativas, los movimientos
juveniles insurgentes; los empresarios y sus organismos representativos,
grandes, medianos y pequeños, los jubilados y fonavistas, etc., etc. ¿Tiene el
gobierno dialogante definidos las formas, métodos, organización, estructura de
esta gigante convocatoria? ¿Acudirán sin necesidad de invitación o esperarán a
ser llamados a la mesa?. Por lo pronto, nuestro siempre flemático y sonriente
PPK se auto invitó a la prepo, mientras la CGTP aún espera invitación para
decidir.
Es lícito preguntarse quiénes habrán de calificar las credenciales de
“todas las voces” o de “todas las fuerzas vivas”, o quizá “la entrada es libre”
y nos encontremos en una especia de Torre de Babel o Arca de Noé. Es complicado
preguntarse cómo serían los diálogos o las conversaciones y más complicado aún,
cómo arribar a conclusiones o acuerdos ¿a mano alzada quizá? Quién sabe.
En fin, el diálogo aún tiene mucho que caminar, si camina, diremos
mejor, que el diálogo todavía tiene mucho para empezar.
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