¿Nuevo candidato?
Por: Rolando Breña
El ex Ministro del Interior Daniel Urresti ha anunciado su entrada a las
lides políticas a través de una posible militancia en el Partido Nacionalista.
No nos explicamos por qué tal decisión tiene que desatar una especie de bomba
mediática, convoque a todo el periodismo nacional, que concite la atención y
las declaraciones de casi todo de lo que equivocadamente se llama “clase
política”, análisis y especulaciones de reales o presuntos especialistas.
Era previsible que Daniel Urresti diera tal paso. Todo su accionar
ministerial, improductivo dicho sea de paso en los problemas de seguridad
pública, tenía que conducirlo de todas maneras a eso. Casi el 100% de sus
conferencias de prensa, declaraciones y uso del twitter no tienen como
contenido los problemas del sector confiado a su responsabilidad, sino la
confrontación directa con todos los actores políticos de la oposición, incluido
el periodismo, con la utilización de las peores formas de conducta mediática y
un lenguaje elemental preñado de los insultos más procaces y ofensivos.
Todo el que busca incursionar en la vida pública necesita impactar de
una manera u otra en la opinión pública y aparecer constantemente en los medios
de expresión. Cada cual tiene un estilo o se fabrica uno. Cada cual hace uso de
lo que posee como bagaje (profesional, intelectual, artístico, cualquier cosa
que pueda ser o parecer meritorio a los ojos de la población) buscando que los
electores puedan valorarlo positivamente. Y Daniel Urresti ofrece lo que tiene,
ni más ni menos. El tiempo definirá si lo que tiene es suficiente no solo para
cautivar a los votantes sino para conducir el país. Obviamente, el ex ministro
tiene el derecho a entrar en la vida política activa y aspirar a cargos de
representación. Que lo logre, es otro problema.
También es entendible que para sus objetivos busque las vías del Partido
Nacionalista. Ninguna otra agrupación podría aceptarlo, ni siquiera como
militante anónimo. Habrá que ver si el nacionalismo, de aceptarlo, lo hará de
buena gana. Le sería difícil no acceder a la demanda de Urresti. El ex ministro
fue el brazo de choque más importante y el de mayor aceptación, pero no
desdeñamos las pugnas que sus ambiciones pueden ocasionar con otras más
antiguas y más legítimas, sin olvidar hasta dónde podría arrastrarlos su
estilo, su lenguaje, sus odios y atropellos. Aunque en tiempos de necesidad
cualquier madero puede verse como salvación.
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