Presos unidos, por Cecilia Valenzuela
El pacto político entre el MAS de
Gregorio Santos y el etnocacerismo de Antauro Humala se concretó el 9 de
febrero último
El MAS y el
etnocacerismo encabezan las protestas en Pichanaki contra Pluspetrol. Gregorio
Santos y Antauro Humala, líderes de ambos movimientos respectivamente, se
encuentran en prisión.
Cecilia Valenzuela
El pacto político entre el MAS de Gregorio Santos, preso en el penal de
Piedras Gordas en Lima, y el etnocacerismo de Antauro Humala, preso en el penal
Virgen de la Merced, también en Lima, se concretó el último 9 de febrero en la
selva central. El incidente dePichanaki dejó un muerto, 32 heridos
y una alianza radical insoslayable.
Los interlocutores, Ydelso Hernández Llamo, presidente de la Central
Única Nacional de Rondas Campesinas del Perú (Cunarc-Perú), militante fundador
del MAS y mano derecha de Gregorio Santos, y Roberto Carlos Chavarría,
presidente del Frente de Defensa Ambiental de Pichanaki, cómplice activo del
‘andahuaylazo’ y hombre de confianza de Antauro Humala, planificaron el paro
que comenzó el último 9 de febrero en la selva central, el domingo 11 de enero
en un mitin convocado por la Asamblea Nacional de los pueblos del Perú y el
Tahuantinsuyo, coordinada por el ex emerretista Wilfredo Saavedra.
Los requerimientos del Frente de Defensa del Medio Ambiente de la Selva
Central, pasan por la expulsión del Consorcio Pluspetrol, la cancelación de la
licencia a la empresa minera Sismsa, la paralización de las Hidroeléctricas de
Yanango y La Virgen en el río Tarma y las de Chimay y Tingo en el río Tulumayo;
la derogatoria de la ley de hidrocarburos, la compra de deudas y otorgamiento
de créditos por Agrobanco, entre otros requerimientos.
El martes 10 de febrero, mientras ocurrían los enfrentamientos
provocados por los etnocaceristas en Pichanaki, la Cunarc hacía que en las
radios del interior del país, sobre todo en la sierra y en la selva central, se
leyera un comunicado firmado por su presidente, Ydelso Hernández, en el que le
decían a la población que la contaminación causada por las exploraciones
realizadas por Pluspetrol en la zona eran irreversibles y que “en estos
instantes ocurría en Pichanaki una masacre de mujeres y niños
ordenada por el gobierno central”. Y añadía que, además del muerto y los
heridos, había tres desaparecidos.
Por esa razón, Hernández hacía un “llamado al pacto de unidad de las
organizaciones Indígenas del Perú, a todos los pueblos originarios y a las
bases de las rondas campesinas del país, a prepararse para un paro nacional de
resistencia y una movilización para la lucha contra la historia vergonzosa que
arrastra al Perú desde su colonización”.
La trifulca que alarmó al país la semana pasada deja registro de una
alianza política feroz con miras al 2016. Patria Roja, la madre del MAS, lidera
la mayoría de los Frentes de Defensa que usurpan la autoridad de alcaldes
provinciales y distritales, en gran parte de la sierra. Los etnocaceristas han
hecho trabajo político estos años en Junín, Ayacucho, Puno, Tacna y Cusco. Y
han recibido, de buena gana, la invitación del Movadef para unirse al Frente
por la Unidad y Defensa del Pueblo Peruano, con el que los seguidores de
Abimael Guzmán pretenderán participar en las próximas elecciones generales.
El Movadef también
tiene a su líder en la cárcel. La violencia los crea y la prisión los une.
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