miércoles, 25 de febrero de 2015

ONPE INVESTIGA
Por: Rolando Breña
Los aportes económicos al Partido Nacionalista, principalmente en la campaña electoral del 2011, se han convertido en una verdadera telaraña que lo envuelve cada vez más apretadamente. Hasta hoy no atina a encontrar ni a ofrecer explicación coherente. Al contrario, cada intervención de los dirigentes o presuntos implicados, agrega mayores sospechas e irregularidades. Lo sorprendente y revelador es que son ex militantes y dirigentes nacionalistas quienes han aportado el mayor cúmulo de las informaciones que se conocen. Personas que en su oportunidad ocuparon importantes cargos de dirección política o de función pública y que, lógicamente, conocen desde dentro los asuntos partidarios y los del gobierno, son también los más duros cuestionadores y denunciantes de los mecanismos de aportes, de los montos y las formas de distribución, incidiendo en que están invadidos de manejos poco claros y hasta delictivos. Por su lado, la investigación periodística ha mostrado muchas aristas cuestionables y últimamente la Unidad de Inteligencia Financiera reconoce en sus indagaciones elementos y conductas que requieren la intervención de los órganos del Ministerio Público y del Poder Judicial para los esclarecimientos y los eventuales deslindes de responsabilidades. Todo este embrollo, que ha ganado hace algún tiempo todos los espacios del periodismo y la opinión pública por su gravedad, exigen una pronta acción de las instituciones obligadas y su perentorio esclarecimiento.
Por ello resulta criticable que recién a estas alturas se note una aparente preocupación de la ONPE, que a través de un comunicado de prensa señala que investigará el origen y los destinos de los aportes que recibiera el PNP y que la información recabada será enviada a la Fiscalía y al Poder Judicial. Lo que tenemos que, recordar es que estos hechos vienen desde el 2011 y no conocemos que hayan mostrado interés alguno en asumir sus responsabilidades. ¿Es la avalancha de denuncias, investigaciones, aparición de documentos, protagonistas, testigos, la intervención del Congreso, lo que obliga su a intervención? ¿Si tal huayco de hechos no se hubiera desencadenado aún estaríamos a oscuras y las instituciones pertinentes ausentes? ¿Es que requieren presiones para cumplir sus responsabilidades? ¿Es que existe un temor reverencial al poder o una permisibilidad complaciente?
No son tampoco valederas las explicaciones de los funcionarios en el sentido de que la Ley de Partidos y el Reglamento contemplan sanción alguna por lo que se encontrarían con las manos atadas.
Es sugerente que cuando se convierte en noticia nacional y se exigen explicaciones, aparecen los pedidos de reforma de la legislación electoral y la Ley de Partidos, que permanecen más o menos dormidos, lo que se hace es una especie de lavado de rostro para salvar las circunstancias.
En las investigaciones al PNP se dan cita de manera alarmante una numerosa corte de familiares que aparecen aparentemente comprometido en diversas irregularidades, lo que es indicativo de cómo se manejan los asuntos partidarios y económicos, lejos de los aparatos institucionales del nacionalismo, lo que también nos da una idea de cómo se manejan los asuntos del gobierno. Esta observación es de interesante constatación pues se trata de una especie de continuidad desde los tiempos de Alberto Fujimori donde los lazos consanguíneos jugaran roles importantes y nefastos; pasando al periodo de Alejandro Toledo en las que las investigaciones comprometen también a familiares.

Parece que cuando elegimos gobernantes elegimos verdaderos clanes familiares que se trasladan en marcha a Palacio de Gobierno y sus dependencia e instituciones para hacer de las suyas, quedando en la nada cualquier institucionalidad partidaria, cualquier perfil programático o sentido de servicio a la comunidad, ni siquiera un encogimiento de hombros o un ligero rubor al cotejar los ofrecimientos y promesas electorales con la realidad

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