Santos y
Cajamarca
Por: Carlos Meléndez
Columnista de “El Comercio” analiza si Gregorio Santos es el verdadero culpable de la
situación en Cajamarca
Carlos Meléndez
Politólogo
Bajo
su mandato, Cajamarca se consolidó como la región más
pobre del país (59% debajo de la línea de pobreza). Según el índice de
competitividad del Instituto Peruano de Economía (IPE), esta
región ocupa el puesto 20 de 24.
Para muchos analistas, Gregorio
Santos, el presidente regional, es el principal responsable de la
calamitosa situación cajamarquina. De hecho, ha sido denunciado por casos de
corrupción en la contratación de obras y servicios para el gobierno regional.
Sin embargo, va camino a la reelección, como uno de los pocos presidentes
regionales que podrían repetir el plato. ¿A qué se debe esta disonancia entre
una gestión de dudosa eficiencia pero popular?
Hace poco más de un mes, Ipsos realizó una interesante encuesta de
representatividad provincial en la capital de la región Cajamarca.
Los datos ratifican el liderazgo que mantiene Santos para los
cajamarquinos. Un 28% aprueba su gestión, con un porcentaje que se incrementa
en las zonas rurales (36%) y disminuye en las áreas urbanas (22%). Si consideramos
que el resto de provincias son mayoritariamente rurales (y con mayor tradición
radical), es posible que el apoyo al candidato a la reelección sea inclusive
mayor.
Si consideramos que Santos llegó al poder con el 30% de los votos, luego
de cuatro años en el poder ha mantenido ese apoyo a pesar de acusaciones de
corrupción, y de cifras adversas en desempeño económico y lucha contra la
pobreza.
Al parecer, los cajamarquinos no responsabilizan al presidente regional
del desafortunado destino de la región. No es que los cajamarquinos estén
contentos con la situación que atraviesan. Un 90% percibe a esta región igual o
en retroceso (solo un 8% cree que está progresando). Pero no parecen creer que
Santos sea el culpable de la corrupción, pobreza e inseguridad (principales
problemas para los citadinos de la capital regional) y de la contaminación y
falta de agua (problemas que se añaden en zonas rurales).
Tampoco se puede afirmar que los cajamarquinos estén en contra de la
llegada de capitales para la región, como algunos sostienen a partir de las
protestas de los últimos años.
Todo lo contrario, los encuestados están mayoritariamente a favor (70%)
de la inversión privada como motor de la promoción del empleo. Muy pocos la
consideran perjudicial para los intereses regionales (6%) y que tiene un efecto
inocuo (18%).
En cambio, la mayoría (62%) está a favor de que el gobierno regional y
el central dialoguen para activar Conga. Inclusive en el ámbito rural el
porcentaje a favor del diálogo es mayoritario (52%). El apoyo al diálogo del
gobierno regional con la empresa es algo menor (58%), pero ha crecido cinco
puntos porcentuales en un año.
A pesar de todos los elementos que lo estigmatizan, Santos ha logrado
activar a su favor el antilimeñismo, una división política muy funcional en el
interior del país.
Así, el Gobierno Central, el modelo económico y los grandes capitales
centralistas aparecen como los culpables de la postergación cajamarquina. Los
ataques hacia su gestión son interpretados bajo ese cortaaguas que activa los
reflejos locales de defensa de la dignidad regional.
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