De ignorancias miedos y
fobias
Por: Rolando Breña
En el diario “Perú 21”, se publica hoy 29 de agosto la habitual columna
de opinión de Miguel Santillana, bajo el título de “Gana desde la cana”.
Comenta una encuesta realizada en Cajamarca por IDICE sobre las elecciones
regionales. Se refiere al simulacro de votación llevado a cabo en Cajamarca,
Celendin, Hualgayoc, Chota, Cutervo, Jaén, San Ignacio, que abarca el 85% de la
población con un 95% de confianza. Se sorprende de los resultados: Gregorio
Santos 29.5%, Osías Ramirez 25.3%, Absalón Vásquez 14.5 %.
Lo que deseamos resaltar es el comentario o conclusión central que
deduce: “el respaldo -a Gregorio Santos- se encuentra principalmente en el
campo (34%), dentro de los analfabetos (54%) y los que solo tienen primaria
(32.5 ). Es decir, su respaldo viene de la ignorancia, el miedo y las fobias”.
Tengo que decir, lamentablemente, cuán cercana al racismo, a la
exclusión social, al elitismo político, se encuentran estas expresiones. No
tanto, tal vez, por el contenido de algunas palabras, sino por la connotación
despectiva e indolente, por las ínfulas de superioridad doctoral frente a los
pobladores de las zonas rurales, los analfabetos, los que solo tienen primaria
y que” votan solo con su ignorancia sus miedos y sus fobias”.
A estas alturas, en estos tiempos, qué duro es reconocer que quienes
alaban el crecimiento económico, decrecen en el respeto y los valores
democráticos, en el reconocimiento de los derechos de los demás por más
humildes, rurales o ignorantes que sean o parezcan ser; por el solo hecho de no
compartir opciones electorales o tener otras prioridades u otras formas de
vida, o no haber llegado a los colegios, las universidades, las maestrías o los
doctorados.
Dice que el apoyo mayoritario a Santos se debe a la ignorancia, al miedo
y a las fobias.
Veamos. Es absolutamente normal que en un proceso eleccionario se
entremezclen los miedos y las esperanzas. Las esperanzas de cambio para mejor,
de mejores condiciones para vivir, trabajar, para educarse, para la salud o la
seguridad. Todos abrigamos la esperanza que nuestros candidatos cumplan con lo
que nosotros vemos como mejores caminos. Los votos tienen su fuente natural en
el miedo y en el temor. El miedo a que las cosas continúen igual de malas, que
puedan empeorar, que los candidatos no hagan lo que prometen. Cada cual escoge
y vota con sus miedos y sus esperanzas.
¿Los que votaron contra Ollanta Humala, principalmente en la primera
vuelta, no lo hicieron acaso por confesión propia (intuyo que también Miguel
Santillana) por miedo a que presuntamente se instaurara en el Perú una
“dictadura al estilo Chavista”, un gobierno de corte izquierdista o socialista?
¿No fue el miedo a que se desmontara el modelo económico neoliberal de libre
mercado y fuera reemplazado por un modelo supuestamente estatista e intervencionista?
¿No fue explicita la propaganda y el contenido de los medios de expresión en el
miedo a esa posibilidad? Entonces, a qué la condena a los pueblos de Cajamarca.
Por supuesto, ellos también votarán con sus miedos a la contaminación ambiental,
a la desaparición de sus cabeceras de aguas, al envenenamiento de sus lagunas,
a la destrucción de su agricultura y su ganadería. ¿Y por qué estos miedos son
terriblemente condenables y no los otros? ¿Porque los unos son analfabetos,
solo tienen primaria o son rurales; y los otros educados, cultos, citadinos,
refinados, elegantes?
¿Y las fobias? Aunque no lo quisiéramos las fobias también juegan su
papel político y electoral. No me van a venir a decir que los neoliberales y
sus amigos no tienen fobias antimarxistas o anticomunistas, “antichavistas” o
“antiestatistas”. Y hay fobias modernas contra la protección del medio ambiente
o la consulta previa a las poblaciones aborígenes u originarias.
Confieso que yo también tengo fobias, por ejemplo, frente al pragmatismo
y al utilitarismo así como ellos las tienen contra la solidaridad y el espíritu
gregario.
Y hablando de ignorancia ¿ignorancia de qué? ¿De la modernidad con sus
leyes de globalización capitalista y sus necesidades de continua expansión a
costa de la depredación de la naturaleza y los seres humanos? ¿Ignorancia de
sus problemas, de sus necesidades, de sus esperanzas? ¿Ignorancia porque
comprenden que una inversión minera irracional y sin responsabilidad social es
lesiva a sus vidas de hoy y de mañana? ¿A qué ignorancia se refiere? ¿A que no
se deleiten con James Joyce o Borges o ni siquiera Vargas Llosa? ¿Que no
disfruten de “Aida” o “Carmen”, o nuestro paisano Juan Diego Flores?. Pero es
seguro que se deleitan con sus costumbres, su cultura, sus tradiciones, sus
bailes y sus canciones, y son felices con ellos.
Esos analfabetos, ignorantes y miedosos, impidieron con su trabajo,
organización, sacrificio e inteligencia que las huestes de Sendero Luminoso no
lograran penetrar el campesinado y las Rondas Campesinas y ayudaron a que
nosotros, incluido Miguel Santillana, podamos hoy escribir tranquilamente y en
comodidad nuestras columnas periodísticas.
Posiblemente exagero si digo que, aunque lejanamente, me vienen a la
memoria los tiempos primeros de la colonización española. Las famosas, “Leyes
de Burgos”, que conceptuaban la superioridad europea en lo moral y político
frente a los naturales hoy americanos, y por tanto su naturaleza era de siervos
y ociosos.
O los “argumentos” de Ginés de Sepúlveda y Palacios Rubio, entre otros:
“al ser por naturaleza siervos, los hombres bárbaros, incultos e inhumanos se
niegan a admitir la dominación de los que son más prudentes, poderosos y
perfectos, cuando, no obstante esta dominación les sería muy ventajosa, habiéndose
establecido, que, por derecho natural es justo que la materia obedezca a la
forma, el cuerpo al alma, el injusto a la razón, las bestias al hombre, la
esposa al marido, los hijos al padre, lo imperfecto a lo perfecto, lo peor a lo
mejor, para bien universal de todas las cosas”.
“El hecho de que construyan casa y practiquen cierto tipo de comercio
puede dar, a primera vista, la impresión de racionalidad, pero en opinión de Sepúlveda… no hay que llamarse a engaño: “esto solo
demuestra que no son osos, ni monos, que no están totalmente desprovistos de
razón” (Francisco Fernández Buey, Universidad de Barcelona)
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