OTRA VEZ EL VOTO DE CONFIANZA
Por: Rolando Breña
Tengo que presentar mis
disculpas amigos lectores. En nuestra columna de ayer decíamos que el voto de
confianza al Gabinete Jara le seria concedido. No fue así. Faltaron cuatro
escasos votos y los de color ámbar siguieron siendo mayoría.
En una sesión de aproximadamente
tres horas, asistimos a un insufrible desfile de alicaída oratoria
parlamentaria, una especie de catarsis política, en la que cada cual habló de
lo que pudo o lo que quiso, de lo que sabe o de lo que no sabe, a gritos o en
susurros; en la que las palabras (no los conceptos) democracia, gobernabilidad
y diálogo eran llevados y traídos por las voces y las poses de los señores
congresistas.
Al final, suspendióse la
sesión para una tercera votación. El argumento central es que requerían más
tiempo para negociar; esto es, para que oficialismo y gobierno se
pusieran de acuerdo con la oposición “ambarista” en mutuas concesiones.
Sin embargo, al margen de
algunas exigencias, como la huelga médica, la seguridad pública, otras son
realmente sorprendentes. Por ejemplo:
1. La aportación obligatoria de los trabajadores
independientes a la AFP. Este es un problema del Legislativo, los congresistas
pueden modificarla en cualquier forma, hacer otra ley con los contenidos que
deseen, enmendarle la plana al ejecutivo. No necesitan, ahora que se creen
mayoría, de la bendición de Humala. Tienen que ponerse los pantalones largos y
funcionar con las atribuciones que tienen. Incluso pueden promulgarla, así no
guste al ejecutivo.
2. La Renuncia de ciertos Ministros. Si han conseguido
votos suficientes para bloquear temporalmente el voto de confianza, utilicen
los mecanismos que les concede la constitución. ¿Para qué existen la
interpelación y la censura?. Pueden interpelar y censurar a quien le dé la
gana. Si quieren a todo el gabinete. No necesitan usar el voto de confianza
como un instrumento de chantaje político, deben ejercer su poder
permanentemente y no solo en momentos particulares como esté.
3. Desactivación de los lobbys. Elaboren y aprueben
una ley especial. ¿Puede declarar el ejecutivo la “desaparición de los lobbys”
y asunto concluido? Y si hay indicios de existencia y de accionar ilegal,
¿Por qué no hacen uso de su facultad de fiscalización e investigación?. Así no
solo los pondrán al descubierto, la justicia se ocupará de ellos y será un
magnifico servicio al país. Pero no. Las cosas se quieren obtener en base de
conversaciones, negociaciones, cuyos alcances completos no conocemos y quizá
nunca los conozcamos.
De lo que se trata es, en el
fondo, poner políticamente al gobierno a la defensiva, cercarlo o maniatarlo
aun más, para avanzar en sus planes económicos y políticos, preparar mejores
condiciones para su performance electoral el 2016 y dejar al nacionalismo
prácticamente “grogui” y sin posibilidades.
Pero las cosas han llegado a
tal punto no por responsabilidad exclusiva de los grupos opositores
parlamentarios, ellos hacen su trabajo. La responsabilidad central es del
gobierno y del nacionalismo; desde su gran transformación hacia el programa
neoliberal, y sus enormes torpezas políticas, que listan más que cualquier
acierto. Han sabido enemistarse, como lo dijimos semanas atrás, con todos sus
amigos de los primeros días, de sus sostenes organizativos y políticos, con sus
votantes primigenios, para entregarse en brazos ajenos que lo aceptan con
permanente celo y que solo esperan el momento de desembarazarse de ellos por
otros de su misma “estirpe” .
Más todavía. Ana Jara empezó a
caminar su premierato con presuntas aperturas democráticas y dialogantes.
Algunos alabaron su aparente desenvoltura y habilidad políticas. Sin embargo su
presentación en el Congreso fue la de una aprendiz, falta de oficio político,
con demasiadas rigideces y autoritarismo. Tuvo la barbaridad de lanzar un
ultimátum a los opositores, ya de por sí encrespados y sedientos de sangre
oficialista: “Están conmigo o están contra mi”
Lógicamente, los antiguos y
nuevos matreros políticos del congreso se sintieron “pechados”, desafiados,
retados. Y como ya tenían “sangre en el ojo”, aprovecharon la circunstancia
para ensanchar el voto ámbar.
Quizá algún asesor
displicente, novato o ayayero haya aconsejado a la Primera Ministra demostrar
autoridad. Y como para algunos autoridad es autoritarismo la señora habló como
habló.
Quizá también, otra vez, el
oficialismo actúo subestimando sus posibilidades, y soplaron al oído de Ana
Jara que ya tenían los votos seguros. Salió chamuscada y chamusco al gobierno.
Por último, un pequeño consejo
al oficialismo. Puede salir de este predicamento airosamente, si toma
iniciativa radical y atrevida, que descolocaría a sus opositores y los
arrojaría contra las cuerdas. Algo inédito. Que el oficialismo declare que con
sus propios votos propiciará la no investidura del gabinete; para que Humala
llame a elecciones parlamentarias. ¿Qué haría la oposición? ¿Persistiría en sus
trece o se apresuraría a negociar bajo otras condiciones? ¿O, como pregonan,
tendrán conducta democrática y se allanarían?
Pago para ver, como dicen los
timberos.
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