martes, 5 de agosto de 2014

ROLANDO BREÑA PANTOJA
MIRADA ZURDA
Narcotráfico y elecciones


Es casi un lugar común, lamentablemente, hablar de la penetración del narcotráfico en todas las esferas de nuestras vidas.
No hay institución pública, por elevada que sea, que se salve de sus tentáculos.
Se ha puesto en evidencia no solo infiltración, sino su presencia en posiciones de poder, con la participación o complicidad de importantes funcionarios. En los gobiernos regionales y locales, en los predios congresales, en las Fuerzas Policiales desde los más altos mandos, en el Poder Judicial y el Ministerio Público, niveles ministeriales y el Ejecutivo (recordemos el avión presidencial que utilizara Fujimori), etc.
Las presentes elecciones regionales y municipales son terrenos extraordinariamente fértiles para su florecimiento. Prácticamente no hay región donde no existan candidatos que lo representen directamente, o vinculados o promocionados. El conocido estudioso Antezana ha explicado, a quien quiera oírlo, que un número impresionante de candidatos procede o depende del narcotráfico, y afirma tener pruebas suficientes. Si Antezana posee pruebas irrefutables, se supone que la Policía y su servicio de inteligencia las deben tener a raudales. ¿Por qué entonces pueden no solo seguir campantes con su negocio, sino salvar todos los mecanismos legales y de escrutinio hasta ser proclamados candidatos y, a la larga, jurar como autoridades?

El caso del candidato a la alcaldía de Barranca es un hecho ilustrativo. Indultado por el gobierno anterior, es candidato hoy del partido de Keiko Fujimori. Lo que nos indica que no todo indultado es garantía de reeducación o arrepentimiento. También nos confirma que los filtros de algunas partidos son tan laxos que cualquiera que muestre como credencial suficiente poder económico, puede cautivar a ciertas dirigencias partidarias, más interesadas en lo financiero que en lo moral.

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