ROLANDO BREÑA
PANTOJA
MIRADA
ZURDA
Narcotráfico
y elecciones
Es casi un lugar
común, lamentablemente, hablar de la penetración del narcotráfico en todas las
esferas de nuestras vidas.
No hay institución
pública, por elevada que sea, que se salve de sus tentáculos.
Se ha puesto en
evidencia no solo infiltración, sino su presencia en posiciones de poder, con
la participación o complicidad de importantes funcionarios. En los gobiernos
regionales y locales, en los predios congresales, en las Fuerzas Policiales
desde los más altos mandos, en el Poder Judicial y el Ministerio Público,
niveles ministeriales y el Ejecutivo (recordemos el avión presidencial que
utilizara Fujimori), etc.
Las presentes
elecciones regionales y municipales son terrenos extraordinariamente fértiles
para su florecimiento. Prácticamente no hay región donde no existan candidatos
que lo representen directamente, o vinculados o promocionados. El conocido
estudioso Antezana ha explicado, a quien quiera oírlo, que un número
impresionante de candidatos procede o depende del narcotráfico, y afirma tener
pruebas suficientes. Si Antezana posee pruebas irrefutables, se supone que la
Policía y su servicio de inteligencia las deben tener a raudales. ¿Por qué
entonces pueden no solo seguir campantes con su negocio, sino salvar todos los
mecanismos legales y de escrutinio hasta ser proclamados candidatos y, a la
larga, jurar como autoridades?
El caso del candidato
a la alcaldía de Barranca es un hecho ilustrativo. Indultado por el gobierno
anterior, es candidato hoy del partido de Keiko Fujimori. Lo que nos indica que
no todo indultado es garantía de reeducación o arrepentimiento. También nos
confirma que los filtros de algunas partidos son tan laxos que cualquiera que
muestre como credencial suficiente poder económico, puede cautivar a ciertas
dirigencias partidarias, más interesadas en lo financiero que en lo moral.
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