Del mudo y otras
palabras
Por: Rolando Breña Pantoja
Yo nunca entendí al que alude nuestro amigo congresista y alto dirigente
del Partido Nacionalista, Daniel Abugattás, que “las ratas abandonan el barco
cuando se hunde”.
Porque eso es absolutamente normal. Si un barco naufraga y
empieza a desaparecer bajo las aguas, es lógico que
las ratas busquen
salvarse. Y no sólo las ratas, todos los animales que en él se
encuentran y también, por supuesto,
los seres humanos.
¿Se cree, por ventura, que pasajeros, bípedos, cuadrúpedos, alados u otros,
esperarán resignadamente a morir sin hacer lo posible por salvarse?. Claro que lo harán. Ello no es malo ni bueno, es categóricamente lógico. Ni criticable ni repudiable.
Es verdad, que de acuerdo a protocolos
internacionales y humanitarios, existe señalamiento de quiénes primero deberán ser salvados, aunque a veces es imposible, pues frente al pánico no es fácil establecer
orden ni preferencias; o que la tripulación, oficiales y el comandante deben ser los últimos en
intentar el salvamento personal. Pero, reitero, que se haga todo lo posible por abandonar un barco que se hunde es normal.
Pero es abusivo pretender equiparar un
barco con un partido político. Un barco puede naufragar al ser azotado por terribles tormentas, al colisionar
con rocas o arrecifes o con otras naves, por fallas estructurales o
humanas.
Según la tesis de Daniel, los que abandonan un partido es porque éste se hunde y los que se van son ratas.
¿Debemos entender que la salida última de media
docena de congresistas del Partido Nacionalista es porque este partido se está
hundiendo? ¿Significa entonces que el PNP está en pleno naufragio, en desbande,
en crisis terminal y quienes lo abandonan están en búsqueda no solo de
salvación sino de nuevas perspectivas políticas o acomodos?
¿Y porque se hunde el PNP? Necesitamos algunas
explicaciones.
¿Será porque, en realidad, nunca fue un partido,
tan solo un movimiento alrededor de un liderazgo surgido de una coyuntura
particular en que el pueblo demandaba cambios y para llenar un vacío político,
aun sin tener las características que los retos del momento exigían? ¿Será la
ausencia doctrinaria y la manipulación de un nacionalismo vacuo que puede
encender momentáneamente algunas esperanzas, para diluirse tan rápidamente
como apareció? ¿Será, porque ha habido tanto transformismo programático,
que no solo desdibujo y rebajó las ofertas iniciales, sino que terminó
adoptando como suyos el programa y el modelo contrarios, y que condujo a que
las multitudes que lo respaldaran lo abandonen hoy? ¿Será porque algunos ya calculan que con un PNP en naufragio sólo irán al
fondo del mar y tientan otras naves más seguras para atracar cómodamente en los
puertos del 2016?
En fin, quienes abandonan el PNP u otros partidos o grupos
parlamentarios, lo hacen
por principio,programa, democracia u oportunismo. No todo el que sale es
principista o programática u oportunista. Cada cual es dueño de su verdad y de su camino.
Igual los que se quedan.
Si a lo dicho añadimos la afirmación que los
partidos están en descomposición, tenemos la idea más o
menos completa. Efectivamente, en el
Perú hay un proceso de descomposición; pero que no es sólo político, es un proceso de descomposición social
totalizante. Abarca todos los ámbitos de la sociedad. Por ello se requiere reconstruir nuestros modos de vida; no sólo una transformacion económico o social, sino en valores,
sentimientos, ética, patriotismo. Y no es tarea de un partido, es tarea de todos "los hombres y
mujeres de buena voluntad".
No podemos
terminar la entrega de hoy, sin manifestar nuestra solidaridad
e identificación con las posiciones asumidas por Daniel Abugattás en torno al
genocidio sionista en contra del
pueblo palestino.
Las
declaraciones del embajador israelí son inaceptables, prepotentes e insultantes para el Perú y el propio gobierno. Una llamada a consulta del embajador peruano resulta ya insuficiente y débil. El gobierno debiera exigir la inmediata salida del país del funcionario
diplomático y solicitar
las explicaciones pertinentes al gobierno de Israel.
Es también inaceptable la absurda identidad que pretende entre el
terrorismo de sendero luminoso y la lucha de los palestinos. No es solamente irracional sino
incluso cobarde, propio de mentalidades fascistas y genocidas. Palestina no
agrede a ningún pueblo, se defiende en su propio suelo de fuerzas invasoras
extranjeras que pretenden desaparecerla como nación y usurpar sus territorios
para siempre; con el inmovilismo y la complicidad de las grandes potencias y
los organismos internacionales presuntamente creados para velar por la paz
mundial.
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