domingo, 12 de febrero de 2017

“Si Odebrecht ya confesó la coima a Toledo y Camargo Correa le mandó plata a Maiman, ¿qué espera PPK para ponerle fin a la concesión?”.

La justicia está tras los pasos del feroz robo que es la Interoceánica Sur. Sé lo que hiciste, Alejandro. La coima es la punta del iceberg.
La IIRSA tenía rentabilidad social negativa incluso a su costo inicial de 800 millones de dólares. La razón es que el flete terrestre al Brasil es entre 5 a 10 veces mayor que el marítimo. No es sorpresa, entonces, que en el tramo 4 de la IIRSA transiten 11 vehículos pesados por hora, que menos del 2% de las ventas al Brasil sean por tierra, y que las exportaciones a Acre y Rondonia apenas llegaron a 3 millones de dólares en el 2015. Como comparación, el tráfico en la Carretera Central y en la Panamericana es 25 y 50 veces el de la IIRSA.
Peor aun, gracias a 22 adendas, 9 de las cuales firmó el gobierno de Toledo, el costo de la IIRSA se ha multiplicado hasta los 3,500 millones de dólares de 2016, entre obras y mantenimiento. Como Odebrecht, Camargo Correa y sus socios tienen la concesión hasta el 2030, hemos estimado con Valeria Morales que el costo total de la carretera llegaría, en valor presente, a 6,666 millones de dólares.
Es un insulto a la pobreza del sur, en que la anemia infantil supera el 60%, haber hecho la IIRSA a ese costo. Con la plata perdida se podría poner doble vía a la Panamericana de Tumbes a Tacna, construir el túnel trasandino, unir Cerro de Pasco con Pucallpa por tren, darle agua y desagüe a un millón, y construir y equipar cien mil aulas. La pérdida social de la IIRSA es equivalente a renunciar a la producción de Loreto, Ucayali y Madre de Dios de un año. Y ni siquiera hemos calculado los daños a la Amazonía y a la democracia.
¿Por qué los ministros de Toledo no se opusieron a la Interoceánica? ¿Por qué más bien se la eximió del SNIP, se elevó el techo de endeudamiento público, y se permitió que participe Odebrecht, que tenía juicios con el Estado, haciendo caso omiso a la Contraloría? ¿Por qué Proinversión, con PPK a la cabeza, fue caja de resonancia del despilfarro? ¿Por qué el Congreso no encontró nada irregular?
Más aun, si Odebrecht ya confesó la coima a Toledo y Camargo Correa le mandó plata a Maiman, ¿qué espera PPK para ponerle fin a la concesión? ¿Por qué sus procuradores no piden la intervención de la IIRSA? ¿Por qué el gobierno le sigue pagando puntualmente a Odebrecht por la carretera? ¿Cómo así seguir llenándole los bolsillos a coimeros confesos es luchar contra la corrupción?


Si la IIRSA es un asalto a mano armada al ciudadano, el gasoducto pudo ser una de las estafas más grandes en la historia del Perú. La justicia justa ajusta a los culpables.

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