La República, El
Comercio, Toledo y Canal 4
La
República y El Comercio, entrañables socios
de antaño de Alejando Toledo, son hoy sus principales inculpadores. Premunidos
de punible cinismo, actuaron como catones incinerando al ex presidente hasta
hacerlo transigir frente al chantaje político/mediático. Acogotado contra las
cuerdas y aterrado por su remoción del poder, Toledo les cedió nada menos que
un canal televisivo –AméricaTV-; aquel que irónicamente había sido arrebatado a
sus anteriores dueños por recibir coimas del gobierno fujimorista. Ambos
diarios llevan a cuestas ene trapisondas perpetradas durante el toledato. En
ese tiempo consiguieron arrancarle gruesas prebendas al toledano, en base de
ejercer una cotidiana campaña de extorción político/mediática. El improvisado
gobernante sirvió pues de pivot para permitirles empoderarse como nunca antes
en su historia. Dicho sea de paso, ambas entidades periodísticas aún mantienen
accionistas comunes con compañías de construcción ligadas a operaciones
realizadas por la corrupta Odebrecht.
Toledo soportó entonces una tormenta de
chantaje y extorsión por parte de El Comercio y La República. Recordemos que El
Comercio se hizo copropietario de Canal 4 con sólo asumir sus pasivos,
difiriéndolos a ene años. Para ello Indecopi le facilitó colocar como garantía
sus acciones de canal N -negocio en ese momento contablemente quebrado por
carencia de avisaje- consiguiendo, además, la condonación parcial de aquellos
pasivos. Sobre La República, ése diario desató una implacable campaña contra
Eugenio Bertini, por entonces gerente del luego quebrado Banco Wiese.
¿Resultado? Bertini izó bandera blanca y cedió ante Mohme. Sin pago alguno le
entregó las acciones que tenía el Wiese en Canal4. Hay más. Aprovechando la
tremenda fortaleza que les confería a ambos periódicos haberse apropiado del
poderosísimo medio televisivo, consolidaron jugosos, abusivos contratos de
publicidad arranchados al gobierno toledista, en la creencia de aquella gestión
que así compraba sutilmente a su favor una póliza de seguro periodístico. Tal
como en forma grotesca hiciera Montesinos con los anteriores propietarios de
ese mismo canal. Pero la artera trayectoria de ambas entidades periodísticas
impidió que aquello ocurriera. Así Toledo se quedó sin soga y sin cabra, a
merced de dos mercaderes de la prensa que, utilizando el potente medio que
habían obtenido del Estado peruano –gracias al pánico toledano- emprendieron
una frenética carrera de lucro y prosperidad ejerciendo su consabido chantaje
político/mediatico. César Almeyda, por entonces brazo derecho de Toledo, jefe
del Servicio de Inteligencia, y presidente de Indecopi -donde Canal 4 navegaba
en la insolvencia- fue comisionado para “cerrar” la operación. Al respecto hay
un importante testimonio del periodista César Campos.
Aunque existe un episodio indispensable
para comprender los alcances de la corruptela que criminaliza a esta turbia
operación. Son los testimoniales sobre el feroz pleito entre la cervecera
Bavaria y El Comercio, por entonces ambos socios de Canal4. Parte medular fue
que Ipys –la ONG “periodística” de Álvarez Rodrich, García Sayán, etc. que
recibió cientos de miles de US$ de Odebrecht- publicó un “informe” favorable a
El Comercio -y contra Bavaria- logrando que el periódico se hiciera con todas
las acciones del Canal 4. La República y El Comercio tienen muchísimo que
aclarar ante la Justicia.
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