martes, 7 de febrero de 2017

La República, El Comercio, Toledo y Canal 4

La República y El Comercio, entrañables socios de antaño de Alejando Toledo, son hoy sus principales inculpadores. Premunidos de punible cinismo, actuaron como catones incinerando al ex presidente hasta hacerlo transigir frente al chantaje político/mediático. Acogotado contra las cuerdas y aterrado por su remoción del poder, Toledo les cedió nada menos que un canal televisivo –AméricaTV-; aquel que irónicamente había sido arrebatado a sus anteriores dueños por recibir coimas del gobierno fujimorista. Ambos diarios llevan a cuestas ene trapisondas perpetradas durante el toledato. En ese tiempo consiguieron arrancarle gruesas prebendas al toledano, en base de ejercer una cotidiana campaña de extorción político/mediática. El improvisado gobernante sirvió pues de pivot para permitirles empoderarse como nunca antes en su historia. Dicho sea de paso, ambas entidades periodísticas aún mantienen accionistas comunes con compañías de construcción ligadas a operaciones realizadas por la corrupta Odebrecht.
Toledo soportó entonces una tormenta de chantaje y extorsión por parte de El Comercio y La República. Recordemos que El Comercio se hizo copropietario de Canal 4 con sólo asumir sus pasivos, difiriéndolos a ene años. Para ello Indecopi le facilitó colocar como garantía sus acciones de canal N -negocio en ese momento contablemente quebrado por carencia de avisaje- consiguiendo, además, la condonación parcial de aquellos pasivos. Sobre La República, ése diario desató una implacable campaña contra Eugenio Bertini, por entonces gerente del luego quebrado Banco Wiese. ¿Resultado? Bertini izó bandera blanca y cedió ante Mohme. Sin pago alguno le entregó las acciones que tenía el Wiese en Canal4. Hay más. Aprovechando la tremenda fortaleza que les confería a ambos periódicos haberse apropiado del poderosísimo medio televisivo, consolidaron jugosos, abusivos contratos de publicidad arranchados al gobierno toledista, en la creencia de aquella gestión que así compraba sutilmente a su favor una póliza de seguro periodístico. Tal como en forma grotesca hiciera Montesinos con los anteriores propietarios de ese mismo canal. Pero la artera trayectoria de ambas entidades periodísticas impidió que aquello ocurriera. Así Toledo se quedó sin soga y sin cabra, a merced de dos mercaderes de la prensa que, utilizando el potente medio que habían obtenido del Estado peruano –gracias al pánico toledano- emprendieron una frenética carrera de lucro y prosperidad ejerciendo su consabido chantaje político/mediatico. César Almeyda, por entonces brazo derecho de Toledo, jefe del Servicio de Inteligencia, y presidente de Indecopi -donde Canal 4 navegaba en la insolvencia- fue comisionado para “cerrar” la operación. Al respecto hay un importante testimonio del periodista César Campos.

Aunque existe un episodio indispensable para comprender los alcances de la corruptela que criminaliza a esta turbia operación. Son los testimoniales sobre el feroz pleito entre la cervecera Bavaria y El Comercio, por entonces ambos socios de Canal4. Parte medular fue que Ipys –la ONG “periodística” de Álvarez Rodrich, García Sayán, etc. que recibió cientos de miles de US$ de Odebrecht- publicó un “informe” favorable a El Comercio -y contra Bavaria- logrando que el periódico se hiciera con todas las acciones del Canal 4. La República y El Comercio tienen muchísimo que aclarar ante la Justicia.

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